miércoles, 24 de marzo de 2010

24 DE MARZO, DIA DE LA MEMORIA; SERÍA BUENO PRACTICARLA

En el año 1976 reinaba en nuestro país la anarquía política y social, estábamos en manos de una presidente, si, digo bien, una presidente…. ya se que escucho varias veces a Cristina decir que ella y solo ella, es la primer presidente mujer de la Argentina, pero hubo otra, aunque queramos olvidarla, y excepto un poco por el nivel cultural y mas pintura, bastante parecida.

La anterior gritaba en los discursos, señalaba con el dedito y acusaba a todos de agiotistas y especuladores, y a los periodistas críticos de cómplices de los primeros. También la anterior llego al poder por portación de apellido. Desde ya la anterior también tenía detrás suyo un mesiánico enfermo del poder y corrupto que no dudaba en presionar, apretar y extorsionar para lograr sus objetivos, le decían Lopecito…se acuerda?

Aquella presidenta, que la actual no recuerda, tenía detrás una corte de pajes adulones y chupamedias que festejaban cualquier ocurrencia y aplaudían cuanto discurso, frase o reto que esta realizara, en sus frecuentes cadenas nacionales. Desde luego no faltaban los gremialistas que “apoyaban el modelo” a cambio de negociados y dinero proveniente del estado, una orgia económica, prebendas y de poder. Droga había…pero mucho menos. Así habían vaciado las cajas de jubilaciones llevando a los más viejos a tener que mendigar. Le recuerda algo?

El miedo asolaba a los argentinos, cientos de muchachos “idealistas” cerraban universidades que eran tomadas por el “pueblo” no se podía circular con garantías, estaban encapuchados e ingresaban a edificios y organismos con palos, banderas y armas haciendo de las calles su propiedad, eran amos y señores de lo ajeno. En quien piensa?...uno gordito?

Estas bandas se habían apropiado de las calles, los secuestros de empresarios estaban a la orden del día, disfrazaban de ideología sus atracos y saqueos, en los barrios más humildes tenían sus propios punteros luego devenidos en “soldados del pueblo”, también secuestraban médicos para que atendieran a sus “soldados” en “hospitales de campaña” que instalaban en la villas de emergencia. Estos también incendiaban supermercados luego de robarlos para distribuir “alimentos gratis para todos”. La cadena Minimax de aquellos años abandono el país. Vio esto últimamente por TV?

El peronismo, que estaba en el gobierno se debatía entre derecha e izquierda, ambos populistas extrañamente. Los que supuestamente eran de “derecha” perseguían a los de izquierda, y estos hacían lo propio. El parlamento permanecía inerte al igual que la justicia temerosa hacia de la cautela en sus resoluciones, su fe. Ninguno gobernaba, solo había trabas de un lado y el otro, los legisladores se daban a golpe de puño y muchos debatían con un arma en la mano, jamás se pusieron de acuerdo, desde luego.

La oposición estaba totalmente fragmentada, solo pequeñas porciones de poder que no podían sobrepasar a esa mayoría en decadencia. La población asistía con desesperanza y asombro mientras que muchos jóvenes se iban del país. Parecido no?

El gobierno apretaba y hasta encarcelaba a empresarios que no acordaran precios máximos en alimentos, medicamentos, indumentaria, repuestos automotores y autopartes para su fabricación, también intervenía en los precios de alquileres. Desde luego se achicaron los mercados y el desabastecimiento hizo estragos, y los alquileres desaparecieron de la oferta mientras crecía la demanda. La inflación ya estaba instalada, los alimentos aumentaban hora a hora, no se podía comprar mas de un kilo de pan por persona …. El gobierno invitaba a comprar en ferias callejeras y no en los comercios, los primeros no pagaban impuestos. Ve similitudes?

Las relaciones exteriores no desencajaban de este panorama triste y sombrío, estábamos enfrentados a los EE.UU haciéndolos responsables de nuestros males, teníamos excelentes relaciones con la izquierda latinoamericana que digitaba Cuba ,a quien le vendíamos alimentos, bienes y automóviles que no pagaron nunca, la deuda histórica de la isla con Argentina era de 1300 millones de dólares que jamás abono y luego el presidente Alfonsín condono, si!! regalo la plata de los argentinos. Le suena un tanto actual?

En 1976 el desprecio por los que pensaban distinto era moneda corriente, desde el palco de la Casa Rosada se insultaba a la oposición y al periodismo independiente. Al que llamaban el brujo todos le temían, nadie se atrevía, aún en privado, a mencionar su nombre si no era para adularlo, si alguien osaba hacer lo contrario, inmediatamente, el dueño del poder lo citaba a su despacho para dar explicaciones. Le recuerda a alguien?

Los jóvenes idealistas del 76 tomaron las armas con entrenamiento Cubano y de la ex Unión Soviética, quisieron instalar una dictadura de izquierda y nos consiguieron una de derecha. Juraron volver…
Que estaremos recordando este 24 de Marzo, día de la memoria. ¿Estaremos recordando todas las angustias de una nación oprimida? ¿Estaremos recordando una forma de gobierno ya desaparecida en toda Latinoamérica?, excepto honrosas excepciones, claro está.

Lo importante es la memoria de las personas, los ciudadanos, esa memoria le es útil a una republica, las naciones no deben mirar hacia atrás, los hombres, si. Mirar si, instalarse no.

Son los hombres los que hacen las naciones, son sus gobernantes junto a sus gobernados, y cuando quienes gobiernan, defraudan, roban, extorsionan, no respetan la constitución, presionan jueces, se enriquecen de manera brutal y buscan perpetuarse en el poder, es ahí, en ese punto donde debemos tener memoria, un 24 de marzo acompañado de un golpe de estado solo nos traería más de lo mismo. Una nación da ejemplo cuando juzga a quienes la asaltan y saquean, solo la memoria hará que no vuelva a suceder, solo el juicio y castigo a los culpables nos permitirá renacer como el gran país que fuimos.

Tengamos memoria el día de votar, tengamos memoria y apoyemos a quien nos hable de paz, de concordia y construcción de justicia, no de guerra, odio, resentimiento y destrucción. Desde este humilde espacio propongo: Si probamos con hacer una nación?


TOTALNEWS

domingo, 31 de enero de 2010

CORTINA DE HUMO

Mientras Mauricio Macri le dice al gobierno nacional, que hay que trabajar de verdad por lo que la gente necesita y terminar con el culebrón de verano, y un importante referente del PRO, sale a decir que “la política debe producir bienestar”, haciendo la plancha en la pelopincho del palacio gubernamental de la ciudad autónoma; nos enfrentamos a lo que Kirchner quiere y maneja.
Mientras hay una guerra de medios, creada por Kirchner (que comenzó, con el famoso “que te pasa clarín”), el diario Perfil, se pelea con Hadad, y la familia Noble por una mayor porción del queso mediático y divulgan la lista de Kirchenristas que compraron dólares (Néstor Kirchner, Hugo Moyano, Alperovich, Capitanich, Daniel Scioli, Rodríguez Saa, Daniel Hadad, entre otros), en canal siete, renuncia su conductora por divulgar de lo que gana.
Mientras los ideólogos del pastiche gubernamental, sacan notitas en contra de internet, Facebook y Twitter; Hugo Chávez, clausura éstas páginas en su país, para que a la gente no se les ocurra discutir sobre éstos temas.
Mientras la oposición, se dedica a ver el árbol (BCRA y otras yerbas)y no el bosque, la violencia reina en las calles y en los foros de internet; Kirchner se dedica a su juego, sin que el pueblo pueda ver, por efectos de las cortinas de humo.
Mientras el pueblo Argentino, aletargado, es llevado de las narices por una Señora verborrágica que habla sobre cómo soluciona ella sus problemas sexuales, la moral del pueblo disminuye.
Propongo: conciencia colectiva, para que el soberano no se deje engañar en las próximas votaciones.
No pelearnos entre nosotros, poniéndole atención al José Hernández, en su obra Martin Fierro: “los hermanos sean unidos...”.
Tolerancia, la verdad no es una sola, somos 40 millones y la mayoría gana, los demás acompañan.
Sentido común, no importando si se es radical, justicialista o de otro partido; lo que hay que hacer, es para el bien común y no el bien para unos pocos.
Concientizar a la sociedad, de dónde venimos, donde vamos, donde estamos.
Al fin y al cabo, la mayorías somos argentinos de bien.

JOSÉ LUIS SENLLE
www.jsenlle.blogspot.com

martes, 12 de enero de 2010

¿ARTICULO CENSURADO POR LA DEMOCRACIA?

DEMOCRACIA PUTA (artículo dado de baja de la nación online)

Democracia puta
por Marcos Aguinis

En estos días actuales las democracias latinoamericanas pasan por una dura prueba, pues con los mismos mecanismos de competencia electoral libre y plural algunos líderes izquierdistas que ganan elecciones se hacen del poder legítimo y desde el día siguiente de su triunfo comienzan a ejecutar sus proyectos de acabar con el sistema político mediante los cuales accedieron su mando. La eliminación de las normas que limitan el período presidencial es su primera meta a conquistar.

Tienen la intención de eternizarse en el poder y, con ello, reventar la democracia entendida como la rotación permanente de proyectos políticos y de personas. Pretenden excluir para siempre a todo el que no esté adherido a su partido. Construyen dictaduras con fórmulas “democráticas” y, cuando se sienten fuertes y disponen de los medios, inician el segundo plan: la exportación de su “revolución”.

Internamente, su primera víctima son las Fuerzas Armadas, de la cual se excluye a todo militar que no merezca la completa confianza del nuevo único líder. Una purga general despoja a las Fuerzas Armadas de los jefes y oficiales institucionalistas, dejándola a cargo de “los leales”. Después arremete contra el Poder Judicial, realizando las mismas tareas depuratorias para luego, ya con los principales resortes controlados, iniciar el proceso de desmantelamiento de la prensa no alineada y la supresión progresiva de la libertad de expresión.

El resultado final de este procedimiento es la anulación completa, si no la supresión definitiva de toda idea, doctrina, orientación partidaria o movimiento contrario a la ideología oficial de la nueva dictadura. Sucumbe la libertad en todas sus formas tradicionales y lo que resta es un pueblo indefenso sometido a sus nuevas cadenas. Se confía en que el transcurso del tiempo borrará pronto el recuerdo de la democracia anterior y el beneficio del goce de sus libertades y, entonces, un pueblo atontado, obligado a trabajar para sobrevivir y para alimentar al Partido, a reprimir sus dudas, inquietudes y oposiciones, acabará convertido en un dócil rebaño de borregos, como bien recordamos los paraguayos que vivimos la era stronista.

Este es el proceso en marcha que vemos actualmente en el panorama político de Venezuela, Bolivia y Ecuador. En particular y más claramente en la primera, donde Hugo Chávez, con ya una década de gobierno, se apresta a dar el golpe final haciéndose coronar gobernante vitalicio imponiendo en el país una nefasta dictadura de corte marxista al estilo del que triunfara y se impusiera en Rusia en 1917, desconociendo el triste final que esos sangrientos regímenes tuvieron después de seis décadas de explotar y oprimir a sus pueblos, asesinar a sus adversarios y poner en grave riesgo la paz mundial.

Hugo Chávez, un dinosaurio que surgió de las cavernas más oscuras de la historia, está a punto de convertirse en amo y señor definitivo de la suerte de su pueblo y de los cuantiosos recursos económicos de su país, excluyéndose de toda competencia real y suprimiendo todo obstáculo que pueda interponerse entre él y su proyecto de vitaliciado. Tiene, además, el dinero necesario para comprar voluntades y pagar el precio de “lealtades”, dentro y fuera de su país.

Chávez es un dictador, pero UN DICTADOR MUY RICO; dispone hoy del poder absoluto de hacer con el dinero producido por el petróleo lo que se le antoje; ya no tiene encima ninguna contraloría, nadie a quien deba rendir cuentas. Con su gruesa petrobilletera recorre ahora América Latina y financia partidos, movimientos, organizaciones sociales y campañas electorales. Lo que no puede comprar, lo alquila o neutraliza. Al gobierno argentino le compra bonos del tesoro de Kirchner que nadie quiere y así puede exhibir sus sonrisas de complicidad, aplausos y abrazos, pasear libremente por ese país pronunciando encendidos discursos llamando a la “revolución popular” y haciendo otros teatros para exportar su dictadura.

Entre los cuales figura en lugar prioritario su desesperada intención de introducirse en el Mercosur para, una vez dentro de él, agilizar su intervencionismo en la política interna de los países miembros, con los cuales ya no tiene ninguna afinidad, porque mal que bien, en Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay continúan rigiendo principios básicos del estado de derecho, del régimen democrático y de libertades públicas. Chávez va a pagar en efectivo por su ingreso y tiene billetes a patadas. Quiere comprarles a Brasil y Argentina lo más barato posible la legitimidad internacional que su pertenencia del Mercosur cree le va a proporcionar.

La pregunta que continuaremos formulando una y otra vez es ¿para qué sirve el Protocolo de Ushuaia que pretendió establecer un compromiso para todos sus estados miembros de conservar intactas las instituciones democráticas? En este documento Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay declaran que “La plena vigencia de las instituciones democráticas es esencial para el desarrollo de los procesos de integración entre los Estados Partes del presente Protocolo” (Art. 1) y se comprometen formalmente a que “toda ruptura del orden democrático en uno de los Estados Partes del presente Protocolo dará lugar a la aplicación de los procedimientos previstos en los artículos siguientes” (Art. 3).

¿Van a admitir a Venezuela, cuyo dictador por anticipado ya se excluyó de dichas cláusulas? ¿O lo van a admitir primero para luego aplicarle la “Cláusula Democrática”? El absurdo y el ridículo rodean a esta intención de prostituir al Mercosur, pero está en marcha y solamente los parlamentarios brasileños y paraguayos tienen en sus manos la posibilidad de impedir esta vergonzosa deserción de los principios fundamentales declarados en nuestras cartas fundamentales y tratados de integración.

A los gobernantes actuales de nuestros países, que tanto cacarean su apego a la democracia y a las libertades fundamentales, y que ciertamente gracias a ellas alcanzaron el poder, ahora les tiemblan las rodillas y se les afilan los dientes a la vista de la deslumbrante petrobilletera abierta de un rústico dictador inescrupuloso, dispuesto a todo, incluyendo el soborno de los “demócratas”.

Si nuestros presidentes del Mercosur, aun sabiendo cuál es su obligación histórica con la defensa de los principios y valores políticos que iluminan nuestros pueblos, son capaces de venderse o de liarse en una relación adúltera con un dictador megalómano surgido de las catacumbas de un pasado siniestro, tendremos que convenir que nuestras democracias se venden como auténticas putas. No cabe ya una calificación más dura para describirlas.

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1221018&pid=8079328&toi=6260

domingo, 20 de diciembre de 2009

La peligrosa ignorancia de la psicopatía en las leyes penales Hugo Marietan, diciembre 2009

Los legisladores deben contemplar una realidad que les machaca diariamente: los delitos ejecutados por psicópatas , y poder distinguirlos de los delitos ejecutados por personas comunes o por afectados de locura.
Para la ley actual a cualquier delincuente que “haya comprendido la naturaleza del crimen y haya podido dirigir sus acciones” en el momento de ejecutarlo (art. 34 CP) es punible. Es decir, si es loco va al psiquiátrico; si no lo es, va a prisión.
Si va a prisión le compete los derechos de todo detenido: tiempo de condena, atenuantes, el “2x1” (tiempo que permaneció en prisión sin sentencia), luego de determinado tiempo de condena y de acuerdo a la conducta del delincuente es beneficiado con salidas transitorias, y finalmente con la excarcelación anticipada, con un control burocrático. Así, una criminal condenado a 30 años en 1999, por estos artificios legales, puede salir, en lugar de 2029 en el 2009, 20 años menos. Subyace, en este criterio, el concepto de que la cárcel redime, que el asesino “aprendió la lección” y que existen probabilidades de que se reinserte en la sociedad, una vez que “pagó por su crimen al suprimírsele la libertad por 10 años”.
Podemos ver esto con una visión optimista y pensar que sea así. También podemos contemplar el error humano y pensar que toda persona puede caer en el error de un acto criminal, nadie está exento de esto. Y que, entonces, con unos años de cárcel puede reflexionar y responsabilizarse por su error y aprender a no repetirlo. Puede ocurrir esto en personas comunes que se “desgracian” con un crimen (emoción violenta, por ejemplo), incluso en delincuentes comunes. En estos casos acepto los atenuantes que prevén las leyes: la sociedad debe dar una segunda oportunidad.
Pero, antes de otorgar estos beneficios, debemos analizar “la forma del crimen” y la personalidad del criminal. Tanto la psicología que trabaja con criminales, como la psiquiatría forense han establecido una premisa que aún no se ha plasmado en las leyes: los asesinos no son todos iguales, existen los psicópatas.

El asesino psicópata
El asesino psicópata es distinto en su accionar del asesino circunstancial u ocasional y del asesino por emoción violenta. El asesino circunstancial es aquel que en medio de una acción delictiva (robo, por ejemplo) ejecuta un crimen no previsto por él: en medio de la violencia que ejerce por su delito aparece una situación que resuelve con un crimen. Estaba preparado para esa eventualidad (llevaba arma), pero no era algo deseado por él. Para él, el crimen es una complicación a su objetivo primario que es el robo. Dejamos de lado explicar el crimen por emoción violenta (cegado por la pasión), y el crimen culposo (sin intencionalidad), por ser demasiado conocidos. Así, creo que el asesino circunstancial puede acceder a los beneficios atenuantes de la ley. Pero el psicópata no.
En la personalidad del psicópata criminal está la necesidad de matar, y con el crimen satisface esa necesidad. Y esa necesidad la tendrá siempre, no se atenúa o pasa por un asesinato. Al cabo de un tiempo, generará otra acción que implique una muerte.


¿Cómo saber si el crimen fue ejecutado por un psicópata o por un asesino circunstancial?

Por el estudio de la escena del crimen (por la forma del asesinato), por la falta de una motivación proporcional al hecho; por la intensa cosificación del otro, por el mero placer de matar; por la planificación del crimen; por el intento de zafar de la responsabilidad; por la “frialdad afectiva” al ejecutarlo; por la falta de un “arrepentimiento genuino” por el hecho criminal; por la repetición de asesinatos y por la personalidad previa al hecho. Algunos de estos puntos no le son accesibles al investigado en lo inmediato, pero otros puntos sí.
Veamos cómo se aplican estos puntos en el caso que presentamos más abajo, el del “Chacal del Reparto Schick”.

La forma del asesinato: “me dirigí hasta la cocina y del pantry saqué un cuchillo y le corté el cuello mientras ella (Miuriel) estaba viendo la televisión”. “El niño Walter René Polanco Vallecillo, de cinco años, quien presenció con pánico la dantesca escena, comenzó a pegar gritos por lo que cuchillo en mano le cayó encima y al igual que a su hermanita le cercenó la garganta, causándole la muerte de forma instantánea”. A la doméstica, “la agredió mortalmente con el instrumento cortopunzante en la nuca y en el cuello, trasladando su cuerpo inerte hacia un cuarto de la casa en donde se hallaba los dos menores”.

Por la falta de motivación proporcional al hecho: “fue por lo antipatía que sentía en contra de la pequeña Miurel Grissel McFields Polanco, a quien atribuía los problemas amorosos con su ex exposa Ruth Polanco Vallecillo”.

Por el intento de zafar de la responsabilidad: “salió al patio en donde se encontraba lavando la doméstica Alba Villachica Dávila, de 35 años, y para no dejar testigos la agredió mortalmente con el instrumento cortopunzante en la nuca y en el cuello”.

Por la “frialdad afectiva” al ejecutarlo y la intensa cosificación del otro: Todo el hecho en sí, más: “vi que Miurel sangrado profusamente de su cuello y trastabillando quiso buscar la puerta de salida de la casa, por lo que corrí a interceptarla, luego la llevé al cuarto y terminé con el trabajo que había empezado”; y también como muestra de su desmesura y crueldad: “se cambió de camisa y la ensangrentada la metió en una bolsa para luego dirigirse a casa de su ex mujer, Damaris Estrada Salgado, a quien le dijo que le lavara y plancha la prenda de vestir”, y además: “posteriormente me fui a mi centro de trabajo NAPA Autopartes, en donde me desempeño como auxiliar de contabilidad”. Estos hechos demuestran que el homicida tenía pleno control de sus actos y obraba con una lógica particular y ajena a lo común, con una lógica psicopática.


Por la falta de un “arrepentimiento genuino” por el hecho criminal: hizo lavar su camisa ensangrentada y luego: “me fui a mi centro de trabajo NAPA Autopartes, en donde me desempeño como auxiliar de contabilidad”. En este último punto no hay que confundir lo que luego el psicópata dice aconsejado por su abogado defensor.
El defensor de un criminal que usa los recursos artificiales de la ley, que a sabiendas hace mentir a su defendido, que trata, por medios de artimañas legales, de hacer zafar de la responsabilidad penal del reo, no es un abogado, sino un cómplice del criminal, y está faltando a sus deberes con la sociedad. El abogado defensor no debe sobrepasar el límite de hacer observar los legítimos derechos de su defendido.

Distinguir no es discriminar
Distinguir implica conocer para diferenciar; discriminar es tener un prejuicio de disvalor hacia una persona y, en consecuencia, ejecutar acciones que lo perjudiquen basados en esos prejuicios.
Lo que planteo es que las leyes penales deben contemplar esta distinción entre delincuente psicópata y los otros tipos de delincuentes. El delincuente psicópata es una amenaza permanente a la sociedad. Al tener que satisfacer sus necesidades especiales repetirá una y otra vez la acción negativa sobre la sociedad. Es decir, no es redimible por la prisión: ni premios ni castigos modifican esta esencia. Si es asesino o es violador o es estafador, lo seguirá siendo toda su vida. Diez años de cárcel no lo paran, ni veinte ni treinta ni sesenta.
La ley debe distinguir a los psicópatas para impedir que luego del acto criminal psicopático vuelva a la sociedad, porque reincidirán. Debe tener establecimientos diferenciados para estos psicópatas, para evitar que ejerzan su acción distorsionante sobre los reclusos comunes; y deben contemplar un tipo de reclusión que impliquen tareas laborales: la mente del psicópata ocioso es doblemente peligrosa.

No hay una edad para los actos psicopáticos
El psicópata puede ejercer sus actos psicopáticos desde su infancia (las maestras jardineras pueden dar cuenta de este tipo de acciones, que clasifican, por ahora, como “niños problemas”. Es conocido en el ambiente penal argentino el caso de dos niños de 9 y 7 años que mataron a una nena de 3 años luego de torturarla, dejarla colgada vida por horas, y luego de fallecida tirarla a un depósito de basuras. También, a la fecha, los varios casos de asesinos “menores de edad” que asesinan solo por gusto de matar, llegando a la brutalidad que uno de ellos, apodado “Ángel” , de 15 años, haya tenido 60 ingresos a comisarías por delitos graves con arma de fuego, que se tiroteaba con la policía y que, tras cada detención, la “justicia” se lo devolvía a la madre por el solo hecho que era “un menor”.

La letal demora legislativa
La peligrosa ignorancia de las leyes penales sobre el concepto de psicopatía fustiga a la sociedad con la muerte a diario de sus ciudadanos, con las violaciones reiteradas, con las estafas, y con otras crueldades que ejercer los psicópatas ante la pasividad del sistema judicial (acotado por la falta de leyes que contemplen estos casos), creando un clima de indefensión social, que se parece en mucho a la autodestrucción, y que lleva, inevitablemente al ciudadano a pensar que si el aparato policial y judicial no es suficiente para neutralizar la agresión salvaje de estos delincuentes, los ciudadanos deben tomar la defensa por sí mismos. Y todos sabemos, lamentablemente, a qué lleva esto.


Dr. Hugo Marietan, médico psiquiatra especializado en psicopatías.
Buenos Aires, 20 de diciembre de 2009

domingo, 6 de diciembre de 2009

PARÁSITOS

Los que vivimos pensando y reflexionando sobre política, pero nos alimentamos de nuestra profesión, vemos con displacer que una parte de la sociedad se alimenta de nosotros, vive sin trabajar, imponiendo a los trabajadores más impuestos.
Los trabajadores que ven esto como la viveza criolla, pretenden hacer punterismo político para vivir sin trabajar con promesas falsas de los parásitos de arriba.
Los últimos seis años se caracterizó, por que los parásitos se alimentaban mintiendo a su pueblo; que la cosa pública iba mal, entonces engañaron a la gente, y había que remontarse a la época de Robín Hood, sacándole a los ricos para darle a los pobres.
Ésta política, de baja estatura intelectual, hizo que unos pocos con riqueza, aumentaran su riqueza, y unos muchos con pobreza aumentaran su pobreza o sea el efecto contrario.
Hace dos años, se renovó ésa promesa, y un pueblo creído e ignorante de la politica, se pone a disposición de las promesas sin fundamentos; se equivoca para renovar un mandato, lógicamente sin planes de crecimiento.
Cuando un gobierno, se basa en la mentira para gobernar, trae desencanto, porque ésa mentira, no puede perdurar por mucho tiempo; desilusión por que vemos que un gobierno sin planes, es improvisado; y la improvisación generalmente, trae la derrota del más débil.
Cuando vemos que un gobierno, que se supone que gana por la mayoría, y gobierna la minoría, lo que falta es justicia social, entonces la mayoría se siente incómoda, y sale a buscar justicia. La justicia de unos, no es la justicia de otros; entonces sobreviene la guerra.
Éste gobierno, aparte de ser débil por lo improvisado, comete injusticia social, buscando y efectivizando negociados propios, fomentando la corrupción y enriquecimiento de unos pocos y empobrecimiento de muchos.
Se necesita una política del sentido común, pensando en la problemática del otro; poniéndose en el lugar del otro, viendo sus carencias y trabajar para ello; dándole educación y sembrar el respeto por el otro.
Al fin y al cabo, ser político es tener arte y vocación para trabajar por el otro.

José Luis Senlle

martes, 27 de octubre de 2009

COSA NOCIVA, EL PODER.

EL doctor Hugo Marietán, psiquiatra eminente, ejerce el profesorado en la Universidad de Buenos Aires, lleva acumulada vasta experiencia en hospitales neurológicos y es miembro de la Asociación Argentina de Psiquiatría. Por si fuera poco, es un experto en asuntos referidos a la naturaleza de los políticos, individuos que, en su concepto, suelen aferrarse al poder como psicópatas.
Ni qué decirlo, el político psicópata es de temer por muchos motivos: se rodea de obsecuentes, manipula al prójimo con habilidad de prestidigitador, miente a rolete y muestra destreza en la adquisición de voluntades, casi siempre a precio vil. "Líderes de este tipo -dijo Marietán a LA NACION el 14 de enero- no toman a los ciudadanos como personas, sino como cosas que tienen que estar a su servicio." A su entender, la conducta del político psicópata es bastante previsible: si logra instalarse en el pináculo del poder, se aferrará a él, no querrá compartirlo o delegarlo y pretenderá establecer allí residencia vitalicia, aun cuando esa cima sea a menudo arrasada por malos vientos.
Un colega del doctor Marietán, el psicoterapeuta costumbrista Sempronio Peribáñez, que también dicta cursos de semiología del tarot en la Academia Coco Basile, va todavía más allá y cree que la mayoría de los líderes políticos padece, casi necesariamente, alguna clase de psicopatía. "Caso contrario, ¿cómo entender que muchos presidentes latinoamericanos quieran ser reelegidos, aun a sabiendas de que la ciencia ha demostrado que ese cargo es insalubre, provoca males terribles, como la insuficiencia aguda del gran simpático?", preguntó días atrás en la peña edípica Cuida tu Escote, Yocasta.
Peribáñez, sorprendido, destacó que el nicaragüense Daniel Ortega, el ecuatoriano Rafael Correa, el venezolano Hugo Chávez, el boliviano Evo Morales y el colombiano Alvaro Uribe ya anunciaron su voluntad de seguir siendo presidentes, bajo condición de que sus respectivas ciudadanías les permitan afrontar tal sacrificio.
De las 18 repúblicas latinoamericanas, sólo México, Guatemala, Paraguay y Honduras no prevén reelección presidencial de ningún tipo. Pero hete aquí que los militares hondureños perpetraron fiero cuartelazo y expulsaron a Manuel Zelaya en cuanto sospecharon que pretendía enmendar la Constitución para acomodarla a sus ganas de usufructuar el poder otro rato.
Advierte Peribáñez: "El poder político implica a quien lo ejerce el grave riesgo de convertirse en psicópata, como se denomina al individuo que deforma la realidad a su antojo. ¡Oh, qué afortunados somos! En la Argentina, a Dios gracias, no tenemos políticos de esa calaña".

N. FIRPO
para La Nación

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miércoles, 19 de agosto de 2009

CARTA DE UN ABOGADO A UN MÉDICO

Me parece oportuno transcribir parte de este artículo publicado en el Diario El Cronista, hace aproximadamente dos años, por el Dr. Marcos R. Llambias (h),
(apellido muy conocido entre los abogados argentinos)


Ha tomado estado público la pesadilla que causa desvelos, cuando no infartos, a muchos miembros de la comunidad médica. Los juicios por mala praxis se han convertido en un provechoso recurso de subsistencia para muchos abogados ávidos de litigio, conocedores de las falencias del sistema.


Los títeres del arte de curar, marionetas de obras sociales, hospitales y sistemas prepagos de atención, hospitales y sistemas prepagos de atención médica trabajan donde y como pueden. Su responsabilidad social hace funcionar las instituciones y su irresponsabilidad personal los lleva a exponerse inútilmente. El día en que ellos, verdaderos médicos por vocación, dejen de pensar tanto en el paciente, en su capacitación profesional a cualquier costo, en las instituciones para las que trabajan, y tomen conciencia de lo mucho que arriesgan en cada acto médico, ese día la atención del país se paralizará.

Porque sólo un demente alguien que ha perdido la facultad de discernir entre la bondad y la estupidez, puede aceptar la responsabilidad de barajar una vida humana cuando un sistema perverso y carente en todo sentido no le brinda la seguridad y tranquilidad necesarias para trabajar como corresponde. Porque el médico que asume la responsabilidad en un acto quirúrgico, que se somete al estrés de desplegar su arte sobre un paciente dormido, que asume la lucha contra la enfermedad ajena, que desafía a la muerte sabiendo que no siempre triunfará y que acepta hacerlo por la vergonzosa remuneración que el sistema le asigna, ese médico no es bueno, es estúpido, es alguien que consume toda su inteligencia en el cadalso de su ofrenda personal hacia un prójimo que no le reconoce el esfuerzo. Agotada su paciencia, ya no puede ver que un error, aunque involuntario, le puede costar su patrimonio, su bienestar, su salud. Este suicida altruista figura en todas las cartillas de los sistemas prepagos de atención médica. Trabaja en los hospitales nacionales, provinciales o municipales, superado por un aluvión de pacientes que envejece haciendo colas y recibe atención francamente deficitaria. Deambula por clínicas y sanatorios juntando monedas para poder subsistir.
Este médico, suicida por vocación, inteligente para el prójimo y descerebrado para sí mismo, bueno y estúpido a la vez, responsable ante la sociedad e irresponsable ante su familia, es la carne del cañón, el centro del blanco de la industria de la “mala praxis”. Todo abogado sabe que en este sistema perverso, tan carente de recursos, tan manoseado por inescrupulosos enriquecido a costa de la salud, el médico es el “hilo fino” más fácil de cortar, el candidato ideal para exprimir, el ingenuo más liviano de sacudir para rescatar las monedas que llevan en los bolsillos.
Lo que pocos se han puesto a pensar, es que, en definitiva este ensañamiento médico, que no discrimina entre idóneos e incapaces, entre buenos y malos, decentes y envilecidos comerciantes, es fundamentalmente perjudicial para el paciente. La comunidad toda empieza a sufrir las consecuencias cuando el médico capacitado, con experiencia, con reconocido prestigio entre sus colegas, empieza a “esquivar” la patología difícil, esa donde arriesga mucho y gana poco. El médico que cuida sus espaldas, discrimina por necesidad. La comunidad toda sufre esta realidad, al verse privada de la idoneidad y la experiencia de sus mejores médicos. Porque los mejores, también los más inteligentes, rápidamente ven la necesidad de dar un paso al costado para no exponerse. Si bien es cierto que algunos médicos argentinos no están acostumbrados a responsabilizarse por sus acciones, también es cierto que la inmensa mayoría, no tendría que trabajar en las actuales circunstancias. Arriesgan mucho sin ganar nada. Porque si un cirujano tiene que afrontar un juicio por mala praxis, la demanda supera en miles de veces la remuneración de su trabajo. Una intervención $ 120 puede convertirse en un juicio de $120.000. Así las cosas, los sistemas prepagos de atención médica, circular mediante, solicitan a sus médicos fotocopia de la póliza de seguro suscrita. Ellos, al mejor estilo de Poncio Pilato, pretenden que el médico, con centavos que le asignan por su trabajo, contrate un seguro de “mala praxis”. De esta manera, los líderes de la medicina prepaga se cubren de los errores del servicio que dicen brindar. Logran su cometido sin sacrificar un solo centavo de sus arcas.
Con los aranceles vigentes, ningún médico puede asegurarse contra “mala praxis”. Con temor a la “mala praxis”, ninguno puede trabajar como debería.

El auge de este tipo de juicios no es culpa de los abogados. Ellos, que son muchos y deben subsistir, han visto las falencias del sistema que colocan al médico en la primera línea de fuego. Como frágil fusible de una máquina sanitaria en constante corto circuito, el médico salta y se quema. Gane o pierda, con o sin justicia, con razón o sin ella, el médico debe pagar. La sociedad parece ensañada con los encargados de velar por la salud.
Todos y cada uno debemos ser responsables de nuestros actos. Los errores deben ser asumidos y la impunidad desterrada. Estos grandes objetivos no pueden tener vigencia unilateral. La vida del paciente vale tanto como la del médico. Por el bien de todos, la legislación debe proteger tanto a una como a otra.