domingo, 18 de septiembre de 2011

EL PARTO, LA CAVERNA Y NOSOTROS

Una de las cosas más sabias que posee la naturaleza es el proceso del nacimiento, con solo observar y entender éste proceso, nos damos cuenta que la criatura recorre un camino por el canal del parto, produciendo movimientos que, para poder salir, vivir y respirar son naturales y obligatorios; si la criatura no puede salir por algún problema, defecto o imposibilidad, es ayudado por la madre, mediante el reflejo del pujo.
Lo primero que conocemos de la nueva creatura es su cabeza y luego la cara, arrugada por haber nadado durante nueve meses en la oscuridad y con los ojos cerrados para no infectarse las conjuntivas y no quemar sus retinas por la luz del exterior.
Abre los ojos lentamente mientras respira profundamente la nueva atmosfera, el acto que sigue es la primera exhalación del nuevo y primer aire mediante un grito, manteniendo sus ojos abiertos.
El recién nacido, sostenido por una cadena de unión a su madre, es liberado de ella y se produce el primer abrazo maternal, gesto que representa la bienvenida al mundo de la vida, los conocimientos, la luz y del ser.
Así como el acto del parto y nacimiento es instintivo, los gestos del neonato y de la madre también lo son, el abrir lentamente los ojos, el respirar, el exhalar, también es natural.
En el mito de la caverna de Platón, descripto en el libro número siete de la república, se describe alegóricamente éste proceso.
La iniciación a la vida es con los ojos cerrados, respirando aire del nuevo ambiente.
Durante toda nuestra vida, se nos reparte luz, ya sea con las primeras destrezas, o mediante la enseñanza de ciertos conocimientos y los encargados de brindárnoslo son los maestros, los que no enceguecieron con la luz dada, por lo que tuvieron la responsabilidad de abrir lentamente los ojos.
El privilegiado que vio la luz del mundo exterior, estudia y vive ese mundo, en soledad. En un acto de genuino amor, vuelve a la caverna para describir a sus antiguos compañeros de cadenas lo que hay afuera, pero éstos solo escuchan la voz distorsionada, la sombra reflejada en la pared, pues desconocen que hay otra realidad. Algunos se dejaran, por instinto, guiar por el camino, hacia la luz, otros, los que desconocen que hay otra realidad, viven su realidad como única y placentera, toman el camino más fácil de pensar que el maestro está equivocado. Los habitantes de la caverna solo pueden ver y oír lo que están acostumbrados.
Este mito habla del conocimiento y del fanatismo, los argentinos vivimos en la cueva, encadenados y serviles a nuestros carceleros que son los que nos dan una parte, sesgada y tendenciosa, del conocimiento, tomamos al maestro por loco y lo matamos, rememorando el asesinato de Sócrates, obligándolo a tomar la cicuta.
Cuando alguien toma las riendas del conocimiento, debe estar dispuesto a sufrir las consecuencias del fanatismo y la discriminación, como lo sufrieron Sócrates e Hipatia de Alejandría.
Este acto suicida de amor, que se ofrece a quienes que no pueden ver más que las sombras en una pared, se asemeja a la crucifixión de Cristo.
Ese acto de amor, trasciende y se eleva, sin buscar recompensas por ello.
La ignorancia va de la mano de la soberbia, creyendo que los conocimientos son simples sombras en la pared, gritándonos unos a otros los detalles de aquellas sombras.
Salgamos de la caverna, la luz y la virtud nos espera con los ojos abiertos.

José Luis Senlle
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domingo, 11 de septiembre de 2011

REFLEXIONES SOBRE EDUCACION


Hice mi secundaria en pleno proceso de desorganización nacional, Videla en el poder de un desgobierno como el actual; demostrando que los gobiernos argentinos no han cambiado nada, somos manejados por gobiernos incultos, en contraste con el pueblo argentino que si cambió, cambió educación científica por procesos tecnológicos, sin darse cuenta que esos procesos tecnológicos tienen base científica que los retroalimentan.
En mi secundaria la pase mal, no era un buen alumno, según mis maestros, no dedicaba suficiente tiempo al estudio de ciertas formas científicas que me servirían en el futuro.
El despotismo y la soberbia reinaban en aquella época y ahora comprendo con claridad el por qué fui mal alumno, era mi propia lucha, contra esos calificativos.
El manejo apático de los profesores me han enseñado que debemos ponernos en el lugar del alumno, vivir lo que él vive, en su casa, en sus encierros, en su música, en su estomago y en su mente. He comprendido que una netbook no sirve de nada, si el alumno no tiene para comer, o si tiene una familia disgregada.
Los problemas que me han traído los profesores en aquella época por no tener empatía con los alumnos fueron enormes. Vivíamos en una burbuja con respecto a la información que nos daban, ocultaban algunas y deformaban otras, con la connivencia de las escuelas católicas de aquellos años.
Los aprendizajes de las cadenas montañosas de los Estados Unidos debían estudiarse de memoria, sino la nota era uno, como la mayor parte de mis notas; recuerdo la cara de la profesora de geografía alegrándose por el uno impuesto; siguiendo el rastro de tamaño personaje, hoy es directora de aquella escuela secundaria; no me pidas el nombre, porque no tengo memoria para los personajes que han pasado por mi vida, sin dejar rastros ni saberes.
Hoy los maestros están obligados a tener empatía con un alumno, esfuerzo triple para un maestro, porque lucha por si, por el alumno y por la familia del alumno; pero una empatía obligada es contraproducente para el que tiene la vocación de enseñar con magros sueldos estatales.
Ahora me pongo en el lugar de aquellos maestros que tuve y digo que los de hoy son más capaces por su triple lucha, por el stress que desencadena un mal gobierno que disgrega familias, no hay premios ni castigos y por ende se pierde el respeto hacia el docente.
Hace varios años que tengo en mente planes para mejorar la educación en nuestro país, uno de ellos es profesionalizar a los maestros de escuelas, para que su sabiduría y respeto a ellos sea plena.
Con netbooks y dadivas alimentamos el mal concepto de los alumnos hacia sus mayores, de que sirve tener una maquina si no se saben las reglas de ortografía, de que sirve sino leemos libros de cuentos con nuestros hijos o no nos actualizamos.
Vayan pensando, maestros, que el soberano necesita educarse; no sean sumisos, mirémonos a los ojos y preguntémonos que estamos haciendo por nuestros hijos.

José Luis Senlle
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sábado, 10 de septiembre de 2011

LOS SILENCIOS



Cuando una mente es capaz de proyectarse hacia el futuro, la misma viaja, viaja a una velocidad que se compara a la velocidad de la luz. Los trescientos mil kilómetros por segundo desplazándose de un lado al otro hace que los pensamientos sean instantáneos y que con solo pestañear, ya estemos en el pasado o en el futuro.
Esa velocidad particular, hace que un espejo no sea tal y que cuando nos miremos en él veamos el futuro; cuando escuchamos música, traemos el pasado, pasando por el presente y nos transformamos en futuro.
El silencio es permanecer, el silencio es estar dejando pasar el tiempo a una velocidad increíble, puede transformar o puede quedar estático.
El silencio puede ser ruidoso, silencioso, contemplativo o productivo.
El silencio es ruidoso cuando no podemos escuchar nuestros pensamientos, aquella vocecita baja, apaciguante, tranquilizadora, proyectiva y verdadera que nos da ideas y mira hacia el futuro constantemente.
El silencio silencioso, solo puede lograrse con práctica, es aquel al que los antiguos orientales lo comparan con las quietas aguas de estanque en medio de tormentas.
El silencio contemplativo, es el que nos permite aprender de los otros, sacar experiencia de nuestros antepasados, sin preguntarnos si hicieron bien o mal, con solo buscarlos en el pasado, ubicarlos en el pasado y vivir el pasado; el pasado nos enseña. El silencio contemplativo puede ser productivo si se logra comprender el pasado, ubicándose en el pasado.
El silencio productivo es aquel que puede enseñar a los otros sin decir ni hacer nada; el silencio productivo es la entrega total de experiencias vividas, pasadas, presentes y futuras. Es un acto de amor a la humanidad, con un amor elevado y eterno.
El aumento de ruido externo de nuestra sociedad es contaminante para nuestras mentes; el aumento de ruido es directamente proporcional a la falta de pensamientos críticos y el no poseer silencios hace que la sociedad no avance proyectivamente hacia el futuro.
Es necesario, en todos los tiempos, refugiarse en sí mismo, alejarse del ruido, introyectándose hacia cualquiera de los silencios si poseemos la capacidad de amar a los otros, pensando en el futuro y visualizando la vida de nuestros hijos cuando ellos sean mayores.

José Luis Senlle
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miércoles, 7 de septiembre de 2011

EQUILIBRIO EN Y PARA EL PODER

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Como decía Adam Smith, en la competencia, la ambición individual sirve al bien común; cuya teoría refutó John Nash, que dijo: si todos fuéramos por ella, al final ninguno la tendría, a nadie le gusta ser segunda opción.
Lo más productivo es que todos en el grupo vieran por sí mismos y por el grupo.
La dinámica de los gobiernos es el equilibrio. El equilibrio en el poder es una constante y mirarse al revés o en espejo debería ser una obligación.
La lucha por el poder consta del equilibrio entre oficialismo y oposición; cuando uno se encuentra en el oficialismo, probablemente, dentro de cuatro u ocho años se encuentre en la oposición; los dos están obligados a llevarse bien para no desequilibrar la balanza, a menos que… el oficialismo haya decidido de antemano su desaparición del poder cuando termine su mandato.
Las individualidades en la balanza, no sirven, sin que la oposición pueda pensar y evaluar el equilibrio, cuando uno piensa por sí mismo sin fijarse como se mueve el otro, todo termina.

José Luis Senlle.

martes, 6 de septiembre de 2011

LA VIDA ES BELLA, MATEMÁTICAMENTE HABLANDO.


La naturaleza nos sorprende con las matemáticas y la geometría.
La secuencia numérica es la secuencia de Fibonacci.

lunes, 29 de agosto de 2011

EL INICIO DE LA VIDA ES UN RULO


El inicio de la vida es un rulo desde el mismo acto amoroso, desde los progenitores enrulándose en una posición horizontal, enrulándose desde los brazos, abrazándose, el espermatozoide dirigiéndose en forma de rulo hacia un óvulo que viaja en forma de rulo hacia su encuentro.
Llegado al encuentro de dos células, una hacia la otra, se dirigen desenrrollandose para formar otro rulo único, mezclándose, enrulándose nuevamente para formar un ser, enrulado.
Las divisiones celulares se dan, desenrollándose la cadena de ADN, para volver a enrollarse y se forman dos, cuatro, ocho, dieciséis y así sucesivamente formar órganos complejos como el cerebro, corazón, hígado, páncreas; que son órganos únicos y vitales.
El órgano comandante de todo el sistema es el cerebro, nótese que en su aspecto externo, también está enrollado con cisuras y circunvoluciones.
En su aspecto microscópico se observa una gran maraña de cables, células con puntas conectadas entre sí, enrolladas que forman la sustancia o materia gris y los cables enrollados se dirigen hacia la base del cerebro, que suben y bajan información, enrulada, llamada sustancia blanca.
Se dice que el pensamiento racional proviene de la enrulada sustancia gris que contactando con los neurotransmisores, sustancias químicas enruladas, forman enrulados circuitos de pensamientos.
Los pensamientos se exteriorizan por palabras, gestos, miradas, posturas; todas enruladas.
Los seres humanos nos entendemos enrolladamente, desenrollando nuestros rulos podemos hacer más fácil en entendimiento con los demás, eso puede lograrse con la empatía, el ponerse en el lugar del otro para poder entenderlo, facilitaría la comunicación.
Para poder entender el rulo de los otros se debe estar desenrollado mentalmente, sino se pierden comunicaciones importantes para el buen entendimiento humano.
Tomar conciencia del rulo propio, es estar desenrollándose.

José Luis Senlle.
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miércoles, 10 de agosto de 2011

PENSAR EN GRANDE


A mis cuarenta y cinco años, con la barba blanca y algunas arrugas en la frente; debo admitir que mis errores me han envejecido, que a ésta edad no puedo corregir muchas cosas mías ni la de terceros. Cuando uno pretende trabajar y más si es en equipo, se amolda a lo que es el equipo, tendiendo a la empatía natural y la que debe gobernar, colocándose a las órdenes del jefe.
Cuando un jefe no posee la empatía que debe tener para su puesto, deja de ser jefe para ser mandatario, o sea, el que manda, éste a su vez, solo le deberá explicaciones a su jefe inmediato y trasmite las órdenes sin ponerse en el lugar del trabajador, en éste caso el mandado.
En un sistema despersonalizado, los mandados pasan a ser autómatas o sirvientes del sistema, cabe entonces la pregunta… ¿Dónde quedó la empatía?
Cuando un trabajador piensa, deja de ser trabajador para formar parte del equipo, en mi caso, de salud; cuando un trabajador piensa, pretende que se lo respete y que se lo integre al sistema de trabajo, ya que desde cualquier punto de vista, todo sistema es mejorable.
Si el que manda, no piensa, es pasado por arriba por el trabajador pensante; el mandatario se siente disminuido por el trabajador, entonces lo saca del sistema sin motivo, buscando excusas que el trabajador pensante no entiende.
El trabajador que piensa, queda fuera del sistema, con muchas preguntas en su cabeza y una de ellas es… ¿en qué me equivoqué?
Incluso el que piensa se retrotrae hasta la primigenia enseñanza, trayendo valores morales, éticos y de experiencia de sus padres y abuelos, entrando en una crisis existencial y preguntándose para que, o por qué, ¿me enseñaron mal?
Me niego a entender, como si fuera cuestión de voluntad, como puede haber sistemas que reducen la capacidad humana a la servidumbre e inutilidad de los que queremos un mejor sistema.
La estupidez de los jefes, acostumbrados a que no hayan preguntas; el “Yo quiero soluciones, no problemas”, hace que éstos individuos no lleguen a pensar en equipo, sino a cuidar su quinta tan mediocre que no se puede pensar en un país a la altura de las circunstancias. El valor agregado de un jefe es descubrir a un trabajador pensante entre los autómatas, usarlo a su favor, para la mejora continua.
Es más fácil ponerse en el lugar del otro que ver competencia en el otro; un equipo nunca cumplirá objetivos, si no se ve mancomunadamente la meta del equipo.
Cuando un pensante tiene tanto amor para dar y no es bien recibido por el otro, que lo toma como amenaza, el pensante racionaliza los sentimientos y eleva su amor por algo mucho más grande.
Pensar en chico, es achicar el sistema y reducir los equipos de trabajo a meras órdenes de un jefe inútil es inutilizar el sistema.
Cambiemos el sistema o el sistema nos cambia a nosotros y como mis valores morales son innegociables, me voy del sistema para formar otro sustentable y poder llevar nuestra República adelante.

José Luis Senlle
www.jsenlle.blogspot.com