El Dr. Alejandro Korn en su libro “El pensamiento Argentino” del año 1922 comienza a hablar de las antinomias, poniendo la culpa a las religiones en ésta discusión.
La cuna de la cultura argentina y latinoamericana es la religión católica la que impuso su Dios el bueno y su Diablo el malo. Escribo Diablo con mayúsculas porque, según la religión, merece la misma categoría antropomórfica y antropofágica, es decir, lo bueno se come a lo malo en todas las circunstancias. Cosa que es esperable, según los códigos de la iglesia.
Ahora me pregunto con qué regla se miden lo bueno y lo malo, desde qué punto de partida se mide lo que es bueno y lo que es malo y yendo más allá, qué es lo mejor.
Digo que el diablo es necesario para la existencia de Dios, Dios tomado como bueno y el diablo (con minúscula) como malo; toda ésta disquisición seria tomar a Dios como bueno comparado con el diablo.
Según las religiones el diablo es astuto y pretende engañar a Dios con sus astucias, pregunto: Un diablo “astuto” es malo??? O Dios es ingenuo??? La astucia es mala y la ingenuidad es buena???
La ingenuidad no es mala, ni tampoco la astucia es mala; pero la astucia le enseña a la ingenuidad a ser mejor.
Las antinomias de lo bueno y lo malo, lo astuto o lo ingenuo nos enseña a diferenciar lo bueno de lo malo, la regla bien medida; o preguntarnos qué regla es mejor para medir ingenuidades o astucias, obvio que es la misma regla.
Seria hilar fino medir la exactitud cuando no hay exactitud medir las religiones. Comprender las religiones y sobretodo la católica, seria comprender la política Argentina.
Todos somos malos ante la bondad de un gobierno astuto, todos somos gorilas o diablos ante el manejo “bondadoso” del poder que regala netbooks o planes para jefes y jefas de hogar que en teoría los tendría que convertirlos en mejores; cuando el pueblo depende de las bondades del gobierno no es malo, pero tampoco es bueno, solo depende sin pensar.
Estas antinomias, que dependen de las creencias y de la intelectualidad de cada uno, deben servir para reevaluar y pensar, no desde la inocencia ni desde la pereza. La ingenuidad con astucia es la exacta actitud de un pueblo pensante, que piensa lo que elige. Pongámosle voluntad al cambio que lógicamente llegará.
José Luis Senlle
Claudia Donnewald