domingo, 18 de marzo de 2012

MENSAJES DEL AYER


Hace dos semanas cayó en mis manos una carta escrita por el Teniente General Juan Domingo Perón del día 18 de mayo de 1961 desde Madrid al Sr. Rubén Francisco Loren, quien fuera fundador del sindicato textil junto con el Sr. Andrés Framini.
Pese a su juventud, no había funcionarios tan jóvenes, a los veintiocho años, Evita lo recomienda para la delegación de trabajo y previsión en San Martín que ocupaba desde éste hasta Tigre y desde Tigre a La Plata.
El Sr. Loren fue perseguido por los comandos civiles de la revolución libertadora; sobrevivió, mudándose cada dos meses, viviendo en sótanos de casas de amigos.
Vuelto el gobierno democrático, bajo la gobernación del Dr. Oscar Allende en la provincia de Buenos Aires y por pedido de los obreros y empresarios del momento, fue llamado para cubrir su cargo nuevamente de delegado, el cual rechaza por estar el Peronismo proscripto; en aquel entonces Juan Perón, le ordena a John William Cooke reunirse con Loren en Paraguay, quien lo convence de aceptar el puesto.
Rubén Francisco Loren ocupó el cargo de concejal de San Martin no recibiendo dieta, porque decidió donarla, trabajando gratis y por amor desde 1973 hasta 1976 destituido por el proceso.
Mientras fue concejal, mantuvo su trabajo de empleado administrativo, fundando en su tiempo libre la clínica de los botoneros; en el año 1965 fue amenazado y sufrió atentados en su casa por estar en contra del “Peronismo sin Perón.”
A fines de los años 80, fallece, pobre, en el hospital Mariano Castex de San Martín.
Transcribo la carta textual que, habiéndola leído por primera vez, me recorrió un escalofrío que me intimó leerla varias veces; la carta parece que se escribió ayer y es por eso que le solicité a la sobrina del maestro Loren que me deje publicarla, que me ha cedido el honor y orgullo de depositarla en mi mano.
“He conversado largamente con la compañera Bruni y ella le podrá explicar, lo que ayuda para no ser demasiado extenso en ésta carta. Sin duda Ud. Podrá tener razón en cuanto a lo referente a la formación del nuevo consejo en el que yo no he intervenido porque, naturalmente, esas cosas no se pueden hacer desde 10.000 km de distancia, por lo que he debido confiar la tarea a otro compañero (Américo Barrios) con la que debo solidarizarme por razones de conveniencia partidaria porque la necesidad primaria del movimiento es organizarse, sino queremos caer en poco más en una anarquía de la que no se repondrá. A pesar que las organizaciones sindicales nos dan la garantía de poder seguir manejando el Peronismo por su intermedio, pienso que no debemos renunciar a la posibilidad de mantener también una organización política, tratando de resolver la aguda crisis de dirigentes en que se debate la actualidad.
Es indudable que el consejo coordinador desde hace ya casi dos años ha funcionado irregularmente y también con inoperancia, lo que ha ocasionado el actual y virtual estado de asamblea en que se encuentra el partido justicialista. Yo no juzgo hombres, juzgo acontecimientos y hechos.
Ello me impulso a adelantar a Montevideo al compañero Américo Barrios a fin de poner remedio a tal estado de cosas tan perjudicial a nuestros intereses políticos y tan peligrosos para nuestro movimiento. Una vez que Barrios llegó allí se encontró con la resistencia de algunos sectores peronistas que le hicieron la guerra y la elección de los actuales miembros del consejo, entre los que colaboran con él, es una cosa que se explica simplemente por ésta circunstancia. Es indudable que la maldita división en “roscas” y círculos de intereses y pasiones personales lleva indefectiblemente a la necesidad de actuar con lo que se tenga, sin esperar como fuera de desear la colaboración de todos.
Hace ya seis años que me debato en la lucha por alcanzar una organización política, pero los hechos me vienen demostrando que, mientras subsistan los actuales enfrentamientos entre los dirigentes, ello no será posible. Este que actualmente realizamos es mi último intento. Si fracasa y no se consigue una organización responsable y representativa con la gestión del actual consejo coordinador, me habré persuadido que es inútil seguir pensando en organizar a base de los actuales dirigentes y tomaré otro camino. Las organizaciones sindicales ofrecen la solución: ellas se han caracterizado por un alto grado de solidaridad y seriedad, que contrasta elocuentemente con la actitud de los dirigentes políticos no solo carentes de eficacia sino también de grandeza y solidaridad.
Si los dirigentes políticos del Peronismo no se persuaden de la imperiosa necesidad de posponer intereses de círculo y pasiones personales, para dar paso a la necesidad de unificar al Peronismo y luchar solidariamente con unidad de acción contra el enemigo común, poco tendré ya que hacer con ellos. Quizás la proliferación de partidos y partiditos neoperonistas sea la solución, ya que los dirigentes del partido Justicialista se dedican a combatir a sus compañeros y no al enemigo, cuando se encuentren empeñados en denigrar a los propios compañeros con un afán que no desmerece a la saña con que lo hacen nuestros propios enemigos.
Ud. Comprenderá compañero, que ante semejante cuadro, yo no puedo estar haciendo acepción de personas, ni tratando de discernir meritos a nadie, cuando estamos asistiendo a la anarquización de las fuerzas políticas por un conflicto de dirigentes que careciendo de grandeza, se dedican a luchar contra los propios compañeros olvidando que tienen un enemigo a su frente. En semejante circunstancias, me importa solamente remediar tamaño peligro, buscando desarmar los espíritus enconados de los dirigentes que por ambición, pasión o simplemente ignorancia e incapacidad, nos están dando más trabajo que el propio enemigo que debemos combatir. Ya a mi no me puede importar quién es quién ante el peligro de la disociación y la destrucción que nos amenaza, sino buscar con los que sea, el remedio a tanta pequeñez e incapacidad.
El que pretende intervenir en política y, en especial como dirigente, ha de comenzar por comprender que esa misión impone antes que nada construir y para eso ha de echarse mano a los materiales disponibles. Si pretendiéramos disponer de una fuerza política formada solo por los buenos nos tendríamos que conformar con unos cuantos, muy ortodoxos, pero que serian incapaces de ganar una elección en Calamuchita. La acción política es cuantitativa y hay que utilizar lo disponible sin analizar mucho la naturaleza de cada uno de los que puedan servir. El constructor de una casa no piensa nunca que el ladrillo con que la levanta está formado por barro y estiércol porque lo que le interesa a él es la pared y no los ladrillos que, por otra parte, no se pueden hacer ni con oro ni platino. Quien se dedique a conducir hombres no escapa a esa ley de la necesidad.
Lo que deben hacer todos los peronistas en ésta hora difícil para el Movimiento es unirse en la mayor solidaridad, olvidando todo otro interés, agravio, inamistad, etc., cosas pequeñas y secundarias que bien se pueden sacrificar al gran objetivo que debemos todos perseguir, para trabajar unidos y en la mayor solidaridad en cumplimiento de la misión que nos hemos impuesto.
No es hora de ventilar pleitos familiares internos, sino de poner hombro con hombro todo el esfuerzo de que seamos capaces para hacer triunfar los objetivos populares. Ya llegará la hora de ajustar cuentas y aclarar situaciones personales porque ahora los hechos necesitan todo el esfuerzo común y con absoluta unidad de acción, si queremos sobrevivir.
Los hombres que no comprendan esto es mejor que se retiren de la lucha porque no podrán ser sino enemigos inconscientes del propio peronismo. Eso es lo que lo que hay que comentar y llevar al ánimo de todos para que se comience a levantar un poco el ambiente deprimido que se está ya presentando en algunos sectores de la masa. Es necesario que, contra toda consideración, se le ponga el hombro al consejo y se le ayude a cumplir su misión que será tanto más difícil cuanto menos cuente con la solidaridad de todos los peronistas. Si nosotros comenzamos a denigrar a los hombres que lo componen, que quedará para que hagan nuestros enemigos?
Le ruego que salude a todos los compañeros.
Un gran abrazo.
Juan Perón.”
José Luis Senlle
www.jsenlle.blogspot.com

jueves, 8 de marzo de 2012

EL HOMBRE Y LA MUJER. En su día.


Allá por el año 1993, un hombre decide divorciarse de una mujer, abrumada por su familia paterna, en su patriarcado, se pasaban el poder de padre a hijo hasta que llegó a ser un fratearcado, neologismo que acabo de inventar; todas las decisiones pasaban por “El Cuñado”.
Esa ex pareja llegaron a estar casados por cuatro años y del fruto de la conjunción, nació un hijo. La madre abandona la casa por orden de su hermano y comienza una larga lucha judicial, que dura hasta nuestros días, por el amor de ese hijo.
El hombre plantea el divorcio de la mujer, pero no el divorcio de su hijo y las consultas a los abogados son: “me divorcio y paso alimentos, ¿Cuándo veo a mi hijo?”.
Se abren tres juicios: Uno rápido como el divorcio y dos lentos, el régimen de visitas y la cuota alimentaria.
El juicio de divorcio sale en dos meses con un par de audiencias con el juez, se firma el acta y se sale a festejar.
La cuota alimentaria también sería fácil si los dos ex cónyuges se llevaran bien, pero como en cualquier separación hay algún arrepentido ya se torna en contradictorio. El hombre hizo en su momento, algo inteligente para calmar los ánimos; fue al juez y le solicitó que le embargue el 25% de su sueldo para la alimentación de su hijo; el juez, accedió.
Al poco tiempo, la mujer, no estaba conforme con el 25% del sueldo del hombre, ya sea porque no le creía o porque desconfiaba de su ex por si tenía otros trabajos; entonces al no tener respuestas del hombre ni del juez, decidió interrumpir la relación entre padre e hijo, poniendo trabas al régimen de visitas y solicitando al juez que las visitas sean regidas por una asistente social; el juez, accede.
Es muy difícil para un papá, que paga su cuota alimentaria y desea ver a su hijo, llevarlo a la plaza, convertirse en un padre que lleva a su hijo a Mc Donalds, Ser un papá Mc Donalds obligado por un juez y encima invitar a la asistente social, regidora y tutora de la visita “intima” que requiere un padre y su hijo.
El hombre, con buen atino, fue a quejarse al juez por el estilo de visitas que debía hacer a su hijo y el secretario del juzgado le recomendó a ése padre que si quería seguir viendo a su hijo, debía poner más plata… “sabe lo que pasa… es el vil metal” dijo ese secretario.
Como represalia a esa queja que hace su ex en el juzgado, la mujer, hace una nota solicitando al juez un examen psicológico psiquiátrico al marido; el juez, accede.
El hombre se somete de buena manera al examen psiquiátrico ordenado por un juez, que no le conoce ni la cara. Saliendo de la última entrevista con la profesional, el hombre le pregunta a la psiquiatra.
-¿volveré a ver a mi hijo, en algún momento?
-Si, pero tiene que someterse a los dichos de la madre.
Pasaron dieciocho años… el padre, nunca más volvió a ver a su hijo, pagando el 25% de alimentación de su magro recibo de sueldo y viendo la foto del hijo solamente por un perfil de Facebook.
El juzgado en cuestión, arruinó dos vidas, la del padre y la del hijo. De la madre, no sabemos nada, la mantiene “el cuñado”, maneja un cero quilómetro, cuatro por cuatro, sin pareja estable.
El hombre, volvió a rehacer su vida, teniendo su profesión y manteniendo cuatro hijos.

En el día internacional de la mujer, la palabra mujer, debe llevarse en el alma, orgullosamente desde el corazón y pensando en la vida de sus hijos.

José Luis Senlle
www.jsenlle.blogspot.com