domingo, 15 de agosto de 2010

LA CAUSA DE LA DUDA EXISTENCIAL: ¿PUEDE KIRCHNER GANAR? Por Gabriela Pousa

A ver si nos entendemos. No están Winston Churchill, ni Charles De Gaulle, ni Vaclav Havel esperando ser votados el año que viene. Parte de la sociedad argentina se pregunta por qué, la orfandad en materia política se esparce día tras día. La respuesta es simple: no somos ingleses honrando su monarquía, ni franceses involucrados, ni checos dispuestos a conseguir la libertad sin claudicar. Y a esta altura de las circunstancias sostener que la dirigencia es un espejo del pueblo resulta una obviedad.

De ese modo, lo que vemos en la góndola pre-electoral no difiere en demasía de aquello que somos en general. Las generalizaciones son siempre injustas, pero la realidad nos enfrenta a una idiosincrasia muy peculiar donde la razón se ausenta, las pasiones se acrecientan y los fanatismos ciegan.

No logramos ver matices: todo o nada; en ese contexto las diferencias se apagan. A un año de las elecciones internas abiertas y obligatorias, no llega a un 50% el porcentaje de argentinos concientes de ello. Nos movemos en microclimas creyendo que las baldosas que pisamos son las que el resto también pisa. Pero de los asfaltos de ciertos barrios, a los lodazales de otros tantos, las distancias son infranqueables e impiden que sepamos qué piensan y sienten del otro lado. Tampoco nos interesa demasiado.

En ese trance surge la preocupación: ¿Puede Kirchner ganar la próxima elección? Hay cierta noción de quiénes no van a votarlo, pero intriga que harán aquellos que caminan por el barro. El temor a la continuidad crece al advertir como aumentan los bolsones de pobreza que requieren del clientelismo para la subsistencia. Pero es injusto negarle dignidad a los que viven esa realidad.

Recordemos lo sucedido en Misiones cuando Carlos Rovira, y todo el elenco del gobierno nacional, repartieron desde electrodomésticos hasta créditos con total impunidad. La gente los recibió porque la carencia tiene razones que la satisfacción desconoce. Luego la taba se dio vuelta. ¿Espontáneo "darse cuenta"? No. Hubo quienes hicieron trabajo de hormiga, explicando por qué las dádivas son justamente las que los condenan a la pobreza perpetua. En definitiva, aplicaron la antigua fórmula "educar al soberano", ¿o no es acaso esa la tarea básica de un proselitismo de veras?

Ahora bien, ¿están los actuales aspirantes al Sillón de Rivadavia haciendo ese trabajo o están peleándose por el cargo? La percepción de que esto último sucede, acarrea la duda de la permanencia de los Kirchner en la Presidencia. "¿Si los demás no ofrecen respuestas, no es mejor quedarse con lo que hay?". Léase "más vale malo conocido que bueno por conocer", refrán popular que corre riesgo de prosperar. La duda se instala y es malsana.

Por otra parte, hay también quienes prefieren desentenderse del tema, y seguir cobijados bajo un Estado benefactor que en realidad los va asfixiando. ¿Cuántas veces se escucha decir: "son todos iguales"? Esa premisa es funcional a los Kirchner que aprovechan la apatía, el descrédito y el conformismo para ganar la calle. No requieren propuestas siquiera porque tampoco hay con quién confrontarlas en la otra vereda.

¿Cuál es el proyecto de país de Ricardo Alfonsín? ¿Cuál el de Julio Cobos? ¿Y el de Reutemann? No tenemos ni idea. La elección, en consecuencia, se torna un acto casi reflejo que lleva a ensobrar la boleta del que parezca menos malo. Claro que la opción de salir de lo perverso y abyecto es siempre un estímulo, y en él radica la esperanza de la renovación en algún sentido. Es triste reconocer que ya sabemos como vivir con una administración inepta, pero no logramos adaptarnos a la maledicencia y la amenaza perpetua.

Siempre sostuve que es muy fácil hacer evaluaciones políticas desde un escritorio, a metros de una heladera llena o como suele suceder la mayoría de las veces, en comidas donde el cubierto cuesta igual o más que lo que reciben algunos compatriotas en carácter de la mentada "asignación universal por hijo"...

En esos hábitat se riega con buen tinto el desánimo que produce no sentirse identificado con ninguno de los actores políticos. Sin embargo, es también allí donde es factible hallar más semejanzas que diferencias con los candidatos que se barajan como si una elección fuese un mero juego de cartas.

Los sectores humildes están preocupados por asuntos más terrenales: ¿qué comen los chicos esta noche?¿Y mañana? El mañana ya ni cuenta. Encima, los acontecimientos se suceden con un ritmo tan vertiginoso que el hastío termina ganando.

Si en 24 ó 48 horas aquellos que eran aliados aparecen como adversarios, si quienes se unieron prometiendo consensos, no son capaces de aportar una idea para frenar alguno de los problemas que acechan, es lógico que la decepción conduzca únicamente a la queja de sobremesa o a la más eximia apatía.

En este contexto, es dable admitir que el kirchnerismo ha demostrado más coherencia que el resto. Este fue, desde el vamos, verticalista, improvisado, dependiente del ánimo con que amanece el jefe, de los arreglos o desarreglos de alcoba y del cumplimiento de órdenes de sus soldados.

Asombrarse del patoterismo del Secretario de Comercio, Guillermo Moreno calzándose los guantes de boxeo, en una puesta en escena circense es ingenuo. Viene sucediendo desde que se instalaron los Kirchner en el gobierno. Corrobórelo leyendo la nota escrita tiempo atrás al respecto. http://perspectivaspoliticas.writingjewels.com/?s=Apolog%C3%ADa+de+Guillermo+Moreno . Nada ha variado.

Detenerse en este último suceso es seguirle el juego, porque terminamos distrayéndonos con un peón que no hizo más que obedecer al patrón. Centremos el foco del problema en la raíz para que no se expanda, porque nada se gana podando solamente una rama.

La angustia que provocan los desentendimientos de la "oposición" es comprensible frente a la necesidad de cambiar aspectos macabros de la cotidianeidad: la prepotencia, la inseguridad, la suba de precios... Si a todo ello no le pone fin el gobierno, es menester hallar quién pueda hacerlo. El silencio y las peleas internas no cooperan a la respuesta.

Hablan, por ejemplo, de instalar cámaras que filmen las entradas de los bancos, y ya hay un sinfín de edificios y entidades con esos dispositivos funcionando. ¿Desalentaron la deliencuencia? A juzgar por lo que se vive a diario, no ofrecen grandes resultados. Sólo parecen servir como "souvenir" para que los familiares conserven la imagen de los últimos instantes de vida del pariente que perdieron. Parece humor negro más que solución al tema.

¿De qué sirve que se identifique luego al asesino? Lo importante es impedir que el crimen se realice en lugar de convertirlo después en un "reality show" mostrándolo por televisión, y ofreciendo recompensas para hallar a los prófugos que, paradójicamente o no, siempre son reincidentes.

Pero en ese aspecto el freno lo pone aquello definido como "políticamente correcto", y no lo es, al parecer, pedir documento o antecedentes de alguien que ha hecho del merodeo su "profesión", por ejemplo. Hay que respetarle los derechos...

En definitiva, los argentinos estamos expuestos, sin anestesia, a vernos como somos en quienes se supone nos representan o pretenden hacerlo en corto tiempo: individualistas, egocéntricos, narcisistas, con un exceso de relativismo ético, y dispuestos a ocuparnos como si fuéramos dioses de aquello para lo que no estamos capacitados o directamente desconocemos.

¿Cuánto falta para que la "justicia por mano propia" se instale como "solución" a la violencia? La paciencia ciudadana es inmensa pero tiene techo. Si logramos admitir esto, sería más sencillo darnos cuenta y entender por qué, en la obra que se representa en el escenario político, más que como espectadores estamos como huérfanos.

Si todos quieren ser primera figura y no hay quién acepte ser elenco, el aplauso no premia ni manifiesta mayor o menor predilección. En esa uniformidad pierde sentido hasta plantear una elección. Podemos decir que se trata de ir en busca de algo menos peor. O todo da lo mismo, incluso estar muertos o estar vivos...

sábado, 14 de agosto de 2010

A propósito de la Guardia de 24 horas

Hoy día circula una notificación informativa en el departamento de urgencia, firmado por las autoridades de la Subsecretaría de Atención Integrada de Salud. Esta nota recuerda el Decreto 5919/83 Reglamentación de las Guardias Hospitalarias. Recalca la duración de la tarea de guardia de 8 a 8 horas con pase y relevo médico a médico. Advierte que quien incumpla esta norma incurrirá en grave falta, cabiendo la sanción de cesantía automática al cargo.

La primera sensación que genera este recordatorio es cargar las culpas contra los profesionales de la salud y pensar en la responsabilidad que implica trabajar en esta área.

La deducción que surge de inmediato ante la exigencia de esta norma bajo semejante sanción ante el incumplimiento es pensar que todo el sistema debe estar funcionando a la perfección, ya que recién cuando uno tiene todo solucionado empieza a ejercer el control y auditoria del sistema.

En este punto es necesario hacer un análisis de situación.

Remontándonos al origen de los centros de salud en la ciudad de Buenos Aires, encontramos una replica del sistema de Asistencia Pública de Paris en los albores del siglo veinte. El nombre continúa siendo el mismo en la capital francesa. La asistencia pública fue lo que dio origen en 1960 a las guardias hospitalarias de 24 horas y al sistema hoy llamado SAME, previa creación del CIPEC que estuvo vigente de 1963 a 1991. En nuestra ciudad si bien cambiaron la denominación y estructura organizativa no se actualizó el concepto de urgencias-emergencias que fue mutando con el tiempo y con el cambio de situación sociocultural.

La patología de urgencia que era predominantemente quirúrgica en su momento, hoy viró drásticamente a la patología clínica y en un porcentaje menor al trauma. Esto debido al avance de terapias farmacológicas, sistema de atención primaria, campañas de promoción y prevención de la salud y otros factores.

La emergencia la entiendo como una sola etapa desde su inicio hasta su conclusión cualquiera sea su éxito. No es una fragmentación por episodios (pre-hospitalario - traslado - estabilización - diagnóstico - complejidad según patología - derivación). Esta visión de la misma reduce la sobrevida de los pacientes, complica los cuadros existentes, genera más patología en la etapa de convalecencia y reinserción. Contrariamente una visión de la emergencia única produciría todos los efectos contrarios a los enumerados con el consiguiente beneficio para el paciente y el sistema.

El aumento creciente de demanda de la población que se atiende en nuestros centros públicos a enumerar es: ciudadanía sin cobertura, población con seguridad social que confía más en los profesionales de los hospitales de la ciudad, la gran cantidad de pacientes que concurren desde el primer y segundo cordón del conurbano bonaerense (más del 50% del continente de pacientes), gente que llega desde provincias vecinas y lejanas, extranjeros residentes en el país, contingentes de pacientes internacionales que aterrizan literalmente en la sala de espera de guardia para recibir la atención que nunca recibieron en su tierra y por último, la afluencia pacientes de distinta complejidad por medio de sistemas de emergencia pre-hospitalaria privados y de seguridad social que recalan en las guardias debido a la falta de camas en el sub-sector no público.

Por otro lado el concepto 'El hospital está de guardia' se invirtió y cambió por: 'La Guardia está de hospital'. Siendo esta afirmación tan verídica que es el departamento de urgencias quien sostiene la atención hospitalaria. Las causas son la escasa resolución de los consultorios externos en sus distintas especialidades, la corta extensión horaria de los mismos y la falta de servicios complementarios que acompañen. Hay que agregar la falta de conocimiento por parte de la población de los servicios prestados por los más de 40 Centros de Salud o CESACs alternativos.

Otro capítulo a revisar es el de los recursos humanos. La mayoría de los planteles de urgencia está cubierto por médicos que están excedidos de los diez años de servicio con la opción para pasar a planta. Esta solución que nunca llega, tampoco es lo suficientemente tentadora, debido que un pase a planta significaría una merma importante en el monto del recibo por la quita de servicios especiales como si los años transcurridos y el burn out no hubieran hecho mella hasta ese momento, se borraran automáticamente y se renovaran las vidas como en un juego de playstation sólo con el cambio de ámbito laboral.

El recambio generacional se ve entorpecido por los magros salarios que reciben los médicos, por la cantidad exagerada de trabajo a realizar y por el poco estímulo que presenta la guardia como medio de vida y como progreso profesional. Además los tiempos administrativos de los nombramientos continúan siendo largos y lentos. Esto provoca que el nuevo aspirante percibia su paga mediante artilugios que siempre lo sitúan en situación de desventaja y dependencia.

El sistema de gestión administrativo de las guardias también está desfasado de la realidad. La norma que pone tope de cinco guardias mensuales extra por médico, lejos de ordenar y clarificar el sistema entorpece de tal modo que de cumplirse estrictamente, la mayoría de los planteles diarios de guardia quedarían desvastados. El nuevo sistema de facturación de la mano de una exagerada retención de ganancias impide saber exactamente qué se cobra y de que forma. Como resultado el poder percibir un estipendio adecuado por las guardias realizadas es una odisea, lo que deteriora aún más el recurso humano y en un círculo vicioso genera su falta de relevo.

La capacitación es otro item a abordar. La ley 2127/06 de gestión de emergencias pre-hospitalaria sancionada por la legislatura (ley aún sin reglamentación) estipula la obligación de tener específicamente ciertas especialidades para ejercer tareas de emergentología.

La infraestructura de algunos consultorios lejos están de ser los ideales para desarrollar tareas de alta complejidad intelectual, técnica y emocional. La inseguridad permanente para el personal que se expone ante situaciones de agresión y violencia, raciones de comida que rayan la insalubridad y magras de calorías necesarias para trabajar durante las 24 horas; y áreas inadecuados para poder permanecer entre los distintas tareas que se suman minuto a minuto atendiendo pacientes en la guardia externa o los auxilios del SAME simultáneamente ponen evidentemente en crisis la reglamentación de las guardias.

El año pasado el sistema se vio largamente sobrecargado por la pandemia de la gripe A, y si bien la gestión estratégica brindada por el grupo de expertos sirvió para pilotear la crisis, el principal esfuerzo estuvo puesto en el esfuerzo desmedido de los planteles de guardia para poder sostener, sin ningún tipo de soporte operativo adicional, las hordas de pacientes que acudían a los consultorios.

A propósito de la regionalización - exitosa propuesta que tuvo esta gestión de gobierno - que está a cargo de quienes firmaron la nota que da origen a este artículo, y que ayuda a la organización de los recursos y flujo de pacientes en la ciudad, debe dar el paso de la fase empírica a la pragmática. Este desacople entre lo conceptual y lo práctico hace que muchas veces los esfuerzos por derivar y diagnosticar pacientes requiera y dependa de la capacidad, velocidad y sagacidad individual de los médicos de la guardia y de la presión que se ejerza sobre la coordinación del sistema.

Para ir cerrando me invade ahora una culpa grande por haber cargado sobre los profesionales de la salud el supuesto incumplimiento de las 24 horas ininterrumpidas de guardia.

Brego entonces por que todos los médicos cumplan con sus 24 horas de guardia en salas equipadas para manejar la alta complejidad y con todos los recursos a mano, con equipos de profesionales de la salud completos trabajando en forma multidisciplinaria, con capacitación y entrenamiento continuo, con sistemas de derivación rápidos y efectivos, con controles que evalúen el trauma psicológico de cada uno de los integrantes de los equipos de salud y con el consecuente cuidado de los mismos sumado a una remuneración digna que no obligue a tener varios trabajos más. Que todos aquellos que suban a una ambulancia tengan el conocimiento adecuado, las herramientas necesarias y la práctica suficiente para no salir lesionados en el intento.

Entonces tal vez podamos blanquear la realidad y decir que ya no es necesario tener que realizar 24 horas de guardia. Que podemos reorganizar el sistema con los mismos recursos humanos. Que esta carga horaria está dejada de lado por los países de quién importamos conocimiento y tecnología. Que con los planteles actuales y un mejor sistema de redes funcionando podemos tranquilamente realizar 12 horas de guardia semanal, sin mayores aumentos presupuestarios ni caída en los ingresos y trabajar con mejores resultados y con un impacto positivo sobre la salud de la población y de los recursos humanos de salud.

Martín Galmarini
www.jsenlle.blogspot.com

domingo, 1 de agosto de 2010

ARGENTINA DEL BICENTENARIO

Todo comenzó una fría y lluviosa mañana.

El escenario fue el lugar donde Garay había plantado el símbolo de la justicia y fundado por segunda vez esta ciudad.

Se la llamaba plaza de la victoria porque allí, culminó la reconquista, y los invasores ingleses finalmente se rindieron.

Era una fría mañana de mayo, hace 200 años.
Fue llegando la gente.

Comerciantes, artesanos, profesionales, vecinos de los alrededores y otros de barrios más lejanos, convocados por el fervor de French y de Beruti.
Allí estaba el pueblo reunido, queriendo saber...
Y nueve hombres jurando en el tenso clima del cabildo.
Desde niños hemos imaginado la escena, y con mayor o menor habilidad
Todos hemos dibujado aquellos paraguas en alguna página del cuaderno escolar.

Estoy seguro que muchos de nosotros, de haber vivido en ese tiempo, hubiéramos estado allí, participando de los orígenes de la patria.

Yo hubiera estado allí, y estoy seguro que mis amigos de la mesa de enlace: Eduardo Buzzi, Carlos Garetto y Mario Llambías hubieran estado conmigo.
Hubiéramos estado allí; apoyando a Manuel Belgrano en su tarea de promoción de la agricultura, a la que consideraba un pilar fundamental del progreso económico de las naciones.
Hubiéramos estado allí; participando, redactando alguna nota en aquel semanario de agricultura que editaba Juan Hipólito Vieytes, y por supuesto en su jabonería, alumbrando las ideas de mayo.
Hubiéramos estado allí; junto a moreno.

Hablo de mariano moreno, el de los altos y fogosos ideales, el que escribiera la "representación de los hacendados".Acompañándolo en su lucha por la libertad de comercio, contra los altos gravámenes exigidos por el cabildo virreinal.
Pero estamos aquí, 200 años después.

Luchando contra otros gravámenes, exigidos por otros mandatarios.
200 años después defendiendo los mismos ideales.
Estamos aquí en el bicentenario de la patria junto al señor jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Don Mauricio Macri;
Al señor ex presidente de la Nación Don Eduardo Duhalde;
Al señor subsecretario del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos Don Edward Avalos;Señor secretario ejecutivo del Ministerio de Agricultura de Brasil Don Gerardo Fonteles;Al señor jefe de gabinete del Ministerio de Agricultura de Chile Don Eduardo Portilla;Junto a los señores legisladores nacionales y provinciales;

A los presidentes de:La Sociedad Nacional de Agricultura de Chile Don Luis Mayol;
De la Sociedad Rural Brasileña Don Cesario Ramalho da Silva;De la Asociación Rural del Paraguay Don Juan Néstor Núñez;
De la Asociación Rural del Uruguay Don Manuel Lussich;
De la Federación de Agricultura del Estado de Rio Grande do Sul Don Carlos Sperotto;
Y al vicepresidente de la Federación Rural del Uruguay Don Miguel Sanguinetti;
Junto al Secretario General de UATRE Don Gerónimo Venegas;
Estamos aquí junto a
Los Señores Embajadores;
A los representantes de las entidades colegas;
A los expositores;
A los socios de la sociedad rural;
A los productores y trabajadores rurales; amigos ...

Estamos aquí compartiendo con ustedes, este honor que la historia nos regaló. Inaugurar la 124° Exposición de Agricultura, Ganadería e Industria, Internacional; nada más ni nada menos que:
"La Rural del Bicentenario".
Hace un siglo, aquí en Palermo, esta Sociedad Rural que me enorgullece presidir, también exhibió ante los ojos del mundo el trabajo del campo y sus frutos, tal vez el perfil más auspicioso de la argentina.
A pesar del colosal esfuerzo que les demandó organizar aquella muestra; Nuestros predecesores no se detuvieron.
Sabían que trabajar por el progreso del campo era una excelente forma de celebrar el primer Centenario de la Patria.
Los tiempos, las circunstancias, la realidad del país son otros, pero puedo asegurarles que 100 años después, seguimos trabajando con la misma pasión.

Nadie podrá decir que nos hemos quedado quietos o en silencio.
Junto a las instituciones que conforman la Mesa de Enlace, hemos hecho oír la voz del campo.

Hemos participado activamente en el devenir político e institucional de la Nación.
Hemos mantenido con firmeza nuestros reclamos.
Hoy más allá de esta tarea incesante, la Mesa de Enlace es un símbolo.
Símbolo de la resistencia frente a la voracidad, la ineficiencia y las políticas equivocadas.
Símbolo de la unidad en la diversidad.
Porque la diversidad de las ideas siempre potenció el objetivo común.
Y hay algunos temas que no admiten diferencias.

Frente a la pobreza, a la injusticia y a la exclusión;
No hay diferencias en la Mesa de Enlace.
La opinión es una sola, unánime y contundente:
¡Basta!
Ninguno de los que estamos sentados en esta mesa quiere un país sin equidad, sin educación, sin integración social.
La Mesa de Enlace es un modelo de confianza en el que la vocación de diálogo es permanente.

Opinamos, discutimos, disentimos y acordamos.

En ese diálogo, fructifica la unidad.
Nos reunimos para confrontar ideas e imaginar consensos.

Y nos seguiremos reuniendo, edificando desde cada entidad, un universo de colaboración;

Incorporando al debate una nueva generación de dirigentes para recibir el aporte de sus jóvenes y renovadoras ideas.
La Mesa de Enlace es también un ejemplo.
Un ejemplo del diálogo que construye y no descalifica.

Un paradigma que debieran imitar nuestros actuales gobernantes.
Solo los autoritarios, los soberbios, los egoístas descalifican al otro para dominar la escena.

Es que el egoísmo es pariente cercano de la ambición, la avaricia y el poder.
Esperábamos de las autoridades nacionales un pequeño gesto en el Bicentenario de la Patria, quizás que se acercaran hasta aquí.
Que comprendieran que la sociedad ya no admite ese estilo crispado, arrogante y confrontativo.
Que abandonen por un instante el sesgo autoritario, la mirada soberbia y el gesto intemperante.
Hace falta abrir una ventana en esa muralla de intolerancia

Que sople el aire fresco del respeto, la convivencia y el diálogo.

Al fin y al cabo son sólo un episodio pasajero, de esta historia de 200 años.
Dijo Juan Bautista Alberdi: "el Gobierno no ha sido creado para hacer ganancias, sino para hacer justicia; no ha sido creado para hacerse rico, sino para ser el guardián y centinela de los derechos del hombre".
Cuantas veces en estos dos siglos, el estado dejó de ser guardián de esos derechos para convertirse en un predador de vidas, bienes o libertades.

Cuantas veces los gobernantes se instalaron en el poder e hicieron del bien público su botín.
Y aquí estamos más de 40 millones de argentinos,
Todos protagonistas de esta historia.
Somos lo que fuimos como Nación durante estos 200 años.
Y las próximas generaciones serán el resultado de lo que hagamos con ésta nuestra nación.
Los aniversarios de cifras contundentes son circunstancias que invitan a reflexionar; a evaluar y comprender lo que hicimos, a proponernos lo que haremos.

Con casi 3.000 kilómetros cuadrados de tierras fértiles...
Un clima perfecto para la agricultura,
Caudalosos ríos y una orografía que guardaba minerales suficientes para soñar grandes industrias, la argentina despertó la admiración del mundo que la consideraba más que una promesa...

Cuando cumplió su primer siglo de vida era uno de los principales exportadores del mundo.
Contaba con adelantos tecnológicos de avanzada:
Maquinaria agrícola,
Electricidad,Tranvías y automóviles de combustión.
En 1912 se inauguró el subterráneo.

Fuimos el primer país latinoamericano en tener ese medio de transporte.

En 1919, las exportaciones superaban los mil millones de dólares, récord recién superado en 1946.
El 50% por ciento del comercio exterior de toda América del Sur, era argentino.
¿Dónde equivocamos el camino?
¿Por qué perdimos el rumbo?

Cada vez que rompimos el orden institucional, nos perdimos.
Cada vez que castigamos al campo, Nos equivocamos.
En estos 200 años desperdiciamos grandes oportunidades.

En el centenario éramos el granero del mundo y una de las naciones más prósperas del planeta.
En el bicentenario somos un país vapuleado por la corrupción, la imprevisión, la exclusión y la pobreza.
Desde la segunda mitad del siglo XX en adelante las disputas, los condicionamientos externos, los seis golpes de estado que reemplazaron

Gobiernos constitucionales por dictaduras, el obsceno endeudamiento público,
Algunas desatinadas privatizaciones y algunas malintencionadas nacionalizaciones destruyeron lo construido hasta ese momento.

El resultado es un país donde:
El 36% de los hogares no tiene cloacas,
El 27% habita en zonas inundables.
El 11% no tiene un baño con descarga de agua,
El 12% sufre hacinamiento
El 16% está en riesgo alimentario
El 22% sufre de exclusión laboral severa
El 27% no tiene un proyecto de vida más allá del día a día.

Una de cada tres familias esta excluida, marginada de los parámetros básicos económicos y sociales.

Esta Nación, pródiga y diversa en su riqueza geográfica, tiene cientos de miles de familias hacinadas en bolsones de sometimiento.
Esclavos de territorios electorales que conforman el feudo de una "federación" de gobernantes, intendentes, caudillos y punteros políticos que se hacen fuertes y poderosos a medida que los pobres son cada vez más pobres y dependientes de sus favores.

Le llaman "clientelismo".
Se trata de una humillante manipulación de las conciencias,
Votos a cambio de favores, de ayudas indispensables para la vida cotidiana de los más humildes.

Hay que ser pobre para saber que cuando llega la inundación,
Cuando un hijo está "volando de fiebre", o al borde de la desnutrición, cuando se está a punto de parir; se necesita ayuda.
Entonces, con el Estado ausente, aparece la ayuda del puntero y su miserable negocio político.

Es imposible con tantas urgencias, con tantas necesidades, ejercer libremente los derechos ciudadanos.
Hay que terminar con la miseria para terminar con el clientelismo.
Hay que terminar con la pobreza para que más de un millón de argentinos
Recuperen su condición de ciudadanos y puedan votar por quién se le dé la gana.
Esta es la Argentina del Bicentenario:
Un país inmensamente rico, que está lleno de pobres.

En el primer centenario, la Argentina ocupaba el 8° lugar entre los países del mundo.
Cien años después, estamos disputando el puesto 57.

Hace 200 años discutíamos decisiones fundamentales:
Ser españoles o ingleses, monárquicos o republicanos.Hace 100 años, el debate era si debíamos ser como los grandes países de Europa o como Estados Unidos.
Hoy, compartimos con los países más humildes y castigados de la tierra los últimos puestos del ranking de calidad institucional.
En un empinado tobogán se fueron deslizando las expectativas, los sueños, los proyectos de aquellos que bajaron de los barcos para echar raíces en esta tierra y unirse a su destino.
Hoy, algunos descendientes de esos hombres y mujeres piensan que su destino inevitable está en otras tierras.
Como casi todas las naciones, hemos transitado la gloria y la derrota, el éxito y el fracaso, la esperanza y la desilusión.
Hemos fundado y refundado la Patria.
Nos hemos dormido en la paz y amanecido en la guerra.

Creíamos que éramos los mejores del mundo y de pronto descubrimos que estábamos fuera de la copa.
Por eso, a estos 200 años de la patria, no sólo hay que celebrarlos, también hay que meditarlos.

Quizá sea más importante entender que recordar.

Si el Bicentenario solo es celebración y recordación, va a pasar sin que nos demos cuenta.
Llamar "fondo del Bicentenario" a uno de los decretos de necesidad y urgencia más arbitrarios jamás promulgados, es quitarle a la palabra Bicentenario todo su simbolismo; todo su significado.
El Bicentenario no es una marca,Es una oportunidad para reflexionar de verdad.

Debemos conocer lo que fuimos,
Entender donde estamos y meditar por qué estamos aquí.
Para ello hay que atreverse a descorrer los velos y tabúes del pasado.Es cierto que hay personajes en nuestra historia
Que como fantasmas, aparecen y no nos dejan dormir en paz.

Pero también es cierto, hay otros que no descansan en paz,
Advirtiendo que hemos olvidado sus ideales, su pensamiento, su ejemplo moral.

Sin desconocer nuestro pasado, sin olvidar nuestros errores;
Éste es el momento de mirar hacia adelante e imaginar los próximos 100 años.
Sabemos que pronosticar el futuro en la argentina es una tarea muy difícil y riesgosa.

Más aún si tenemos que planear el futuro de esta Nación, basándonos en las cifras del Indec, con sus encuestadores barra bravas y sus funcionarios mitómanos.
Pero no importa, dicen que el futuro
No es "lo que todavía no sucedió"
Sino lo que construiremos para que suceda.

Somos responsables de la historia del país y seremos los responsables de su futuro.
De todo lo bueno, de todo lo malo...

En estos 200 años aprendimos que queremos vivir en democracia y sostener sus instituciones.
Algunas están funcionando:Custodia y reaseguro de la Constitución, la Corte Suprema ha tenido una saludable renovación.

Y el Congreso está asumiendo su protagonismo, y comienza a expresar la voluntad de los ciudadanos y de las provincias.
Pero hay temas pendientes...El 25 de mayo de 1810 la sociedad se pronunció por un cambio,
200 años después debemos volver a pronunciarnos.
Hace falta un cambio profundo que nos saque de esta situación de vaciamiento moral que involucra a dirigentes, políticos y a gran parte de la sociedad argentina.

No se cambia a la Argentina, si no cambiamos los argentinos.
La mejor forma de honrar al Bicentenario será despertar al ciudadano que tenemos dentro para emprender una tarea imprescindible:
Poner de pie los valores morales de la Nación.

Con educación, con una sociedad mas solidaria, preocupada por el bien común y que audite a los representantes que eligiera con su voto, se irán gestando los objetivos patrióticos de los años venideros.

Y cuando los objetivos son patrióticos los ciudadanos no tardan en comprometerse con ellos.
Por eso el reclamo del campo tuvo la adhesión que tuvo.
Porque era la tierra, la historia, nuestros recursos, nuestra esencia, la Patria la que estaba reclamando.

En esta reconstrucción de los valores éticos, no hay lugar para el "no te metas porque es peligroso"

En los próximos años no habrá nada más peligroso que no meterse.
Debemos dotar a esta democracia de la plena vigencia de sus instituciones para que la Argentina sea auténticamente representativa y federal.
Una República de verdad donde el poder legislativo no delegue su poder y ejerza las atribuciones que la constitución le ha asignado como un deber ineludible.

Un federalismo real, donde los gobernadores no tengan que ponerse de rodillas frente a la todopoderosa autoridad central y mendigar algo de la riqueza que ha generado el trabajo de los hombres de su provincia.

Hoy no tenemos esa Nación.

Hoy tenemos administradores a los que parece les gusta tener a nuestros productores sometidos, encadenados llenando un montón de formularios.

Haciendo cola en los mostradores de la Oncca.

Todo para que le devuelvan un poco de lo que le retuvieron de su cosecha o de su trabajo.

¡Qué manera de hacerles perder el tiempo!

Si no, pregúntenle a los productores de trigo que todavía están esperando que les devuelvan las retenciones del año pasado!

Seguramente ahora, antes que finalice el período de vigencia de las facultades delegadas, utilizando el más ortodoxo de los gatopardismos, intentarán engañarnos anunciando una segmentación, que simule la eliminación de las retenciones.
¡Si nadie quiere que le quiten
Con la promesa que le van a devolver!¡Qué poco saben del campo esos funcionarios!
¡Qué poco lo conocen!
¡Habría que pedirles que averigüen cómo hace el campoPara producir alimentos para más de 300 millones de personas!

Que lo recorran a pie y vean esa gigantesca fábrica sin techo que trabaja sin cesar.

Que no insistan con políticas equivocadas...
¿Todavía no se dieron cuenta que con esas políticas tuvimos la peor cosecha de trigo del último siglo,

No pudimos cumplir la cuota Hilton y falta carne en la Argentina?
Pero si los argentinos,Somos responsables de la historia que viene, tendremos una nueva oportunidad.
¡No renunciaremos a ser grandes!

La Argentina del Bicentenario debe sellar un compromiso con el futuro.
Debe impulsar un proyecto agroindustrial que haga crecer la producción a niveles nunca alcanzados.Que convierta a esta Nación en el principal proveedor de alimentos del planeta.
No queremos un país que deposite cada vez más pobres y desocupados en las villas miserias del conurbano de esta gran ciudad.

Tampoco queremos un desierto verde de soja que produzca riqueza para pocos.
Queremos agricultura con agricultores,
Trabajadores arraigados a su tierra, a su pueblo.

Pueblos que crezcan y se desarrollen al ritmo de la actividad de las pequeñas y medianas industrias locales.
Productores rurales, fabricantes de alimentos, de maquinaria agrícola que desde todos los rincones del campo argentino, incorporen tecnología, procesos innovadores, inviertan y multipliquen los puestos de trabajo.
Ése será el fin de la pobreza y la exclusión.
La posibilidad de bienestar y trabajo para millones de argentinos.
Más allá de avatares políticos, más allá de circunstancias desfavorables,
El futuro fijó su residencia en el campo argentino.
Hace 200 años, un puñado de patriotas
Comenzó a escribir esta historia.

Celebremos este bicentenario
De la mano de sus más bellas utopías.
Que los hombres de mayo con su pensamiento y sus ideas guíen nuestra acción en el futuro.

Los tiempos que vienen, serán tiempos promisorios si asumimos el compromiso de poner de pie a nuestra nación.
Ése es el deber y el derecho de esta generación de argentinos.Así nuestros hijos o nuestros nietos podrán vivir coronados de gloria
Y ver en su trono a la noble igualdad.
Hay unas bellas palabras del antiguo testamento que quiero recordar ahora.
Dice "el libro de los libros":
Los hombres pasan..., pero la tierra permanece...

Y allí está la tierra argentina,
A 200 años de la revolución de mayo, sustentando un gigantesco conglomerado de sectores productivos.
El más dinámico y poderoso de la economía nacional.

En el Bicentenario de este maravilloso suelo, donde se asienta nuestra Patria

Deseo que todos los argentinos se comprometan a respetar la tierra y a los hombres que en ella trabajan.
Necesitamos la tierra no sólo para respirar y vivir,
También para progresar, crecer y desarrollarnos.

Esta maravillosa tierra argentina, la tierra que nos da el pan nuestro de cada día.
Porque los hombres pasan, los gobiernos son un mero episodio,
Pero la tierra..., como la patria,
La tierra permanece.
Los invito a formar un coro de voces que se escuchen desde el fondo de la historia.

Decía Santa Catalina de Siena:
"¡Basta de silencios!
¡Gritad con cien mil lenguas,
Que por haber callado
El mundo está podrido!"

Seamos miles gritando.

Los invito a exclamar un "Viva la Patria" que sea una invocación a nuestras esperanzas, a nuestros proyectos, a nuestra templanza, a nuestras ilusiones.

Un deseo de grandeza para la Argentina de los próximos 200 años.
Seamos miles de voces gritando al unísono:

¡Viva la Patria!
Muchas gracias.
LEIDO POR HUGO BIOLCATI, EN LA INAUGURACIÓN DE LA RURAL DEL BICENTENARIO
EL DIA DE AYER.
www.jsenlle.blogspot.com