miércoles, 10 de agosto de 2011

PENSAR EN GRANDE


A mis cuarenta y cinco años, con la barba blanca y algunas arrugas en la frente; debo admitir que mis errores me han envejecido, que a ésta edad no puedo corregir muchas cosas mías ni la de terceros. Cuando uno pretende trabajar y más si es en equipo, se amolda a lo que es el equipo, tendiendo a la empatía natural y la que debe gobernar, colocándose a las órdenes del jefe.
Cuando un jefe no posee la empatía que debe tener para su puesto, deja de ser jefe para ser mandatario, o sea, el que manda, éste a su vez, solo le deberá explicaciones a su jefe inmediato y trasmite las órdenes sin ponerse en el lugar del trabajador, en éste caso el mandado.
En un sistema despersonalizado, los mandados pasan a ser autómatas o sirvientes del sistema, cabe entonces la pregunta… ¿Dónde quedó la empatía?
Cuando un trabajador piensa, deja de ser trabajador para formar parte del equipo, en mi caso, de salud; cuando un trabajador piensa, pretende que se lo respete y que se lo integre al sistema de trabajo, ya que desde cualquier punto de vista, todo sistema es mejorable.
Si el que manda, no piensa, es pasado por arriba por el trabajador pensante; el mandatario se siente disminuido por el trabajador, entonces lo saca del sistema sin motivo, buscando excusas que el trabajador pensante no entiende.
El trabajador que piensa, queda fuera del sistema, con muchas preguntas en su cabeza y una de ellas es… ¿en qué me equivoqué?
Incluso el que piensa se retrotrae hasta la primigenia enseñanza, trayendo valores morales, éticos y de experiencia de sus padres y abuelos, entrando en una crisis existencial y preguntándose para que, o por qué, ¿me enseñaron mal?
Me niego a entender, como si fuera cuestión de voluntad, como puede haber sistemas que reducen la capacidad humana a la servidumbre e inutilidad de los que queremos un mejor sistema.
La estupidez de los jefes, acostumbrados a que no hayan preguntas; el “Yo quiero soluciones, no problemas”, hace que éstos individuos no lleguen a pensar en equipo, sino a cuidar su quinta tan mediocre que no se puede pensar en un país a la altura de las circunstancias. El valor agregado de un jefe es descubrir a un trabajador pensante entre los autómatas, usarlo a su favor, para la mejora continua.
Es más fácil ponerse en el lugar del otro que ver competencia en el otro; un equipo nunca cumplirá objetivos, si no se ve mancomunadamente la meta del equipo.
Cuando un pensante tiene tanto amor para dar y no es bien recibido por el otro, que lo toma como amenaza, el pensante racionaliza los sentimientos y eleva su amor por algo mucho más grande.
Pensar en chico, es achicar el sistema y reducir los equipos de trabajo a meras órdenes de un jefe inútil es inutilizar el sistema.
Cambiemos el sistema o el sistema nos cambia a nosotros y como mis valores morales son innegociables, me voy del sistema para formar otro sustentable y poder llevar nuestra República adelante.

José Luis Senlle
www.jsenlle.blogspot.com

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sos inteligente,pensante,sabio,apoyo tu postura sin dudarlo,y q suerte q ya no vas a cambiarr..!!Eras mi maestro..!!

Anónimo dijo...

Excelente manera de expresar la vida contidiana de muchos trabajadores pensantes.
Esta absoluta sinceridad de tus palabras, y con conocimiento de causa, me indica que cada día me enseñan algo más; sabés a lo que me refiero.
Un gran orgullo poder felicitarte y muchas gracias por seguir abriéndome los ojos.
PD: me hiciste dar cuenta de que tengo un mandatario y no un jefe.

Anónimo dijo...

Pero... en realidad no estas renunciando de esa manera al grupo que tenias? formar un sistema asi es negar a tus compañeros por ser jefes inutiles y chupámedias adaptados... pero ¿no es esa la realidad a cambiar? ¿como armas ese otro sistema al que te trasaldas? en paralelo?