jueves, 24 de julio de 2008

NO HICE ESTO, PARA COMPLICAR EL GOBIERNO

Lo dijo Alberto Fernández, que, además de ser el ex jefe de Gabinete de Ministros del actual gobierno, es el referente del Frente para la Victoria de la Capital y presidente del Partido Justicialista porteño. Su alejamiento del gobierno deja más de un hueco en la política porteña.

Fernández tuvo que lidiar con los principales problemas del país, entre ellos con el Rey Juan Carlos de España por ser el mediador en el tema de las papeleras en el Uruguay y con el campo y las cuatro entidades en los 125 días de conflicto. Cuando asumió la Presidente y todo pintaba para un mejoramiento de los usos y costumbres del gobierno, Fernández se dio ciertos lujos y encaramó a Nilda Garré, Graciela Ocaña, Martín Lousteau entre otros y otras, además de sostener a Héctor Capaccioli (enemigo de Ocaña) y tantos otros lugares que ahora valen dos pesos con cincuenta. Lousteau se fue luego de no querer incinerarse con el 60% de retenciones que solicitaba el poder real o al menos eso dicen en su entorno.
En Capital, nunca pudo armar algo sustentable y con alguna esperanza de triunfo desde el punto de vista electoral. Su desapego por dedicarse a construir en la Ciudad -en la que soñó alguna vez ser jefe de Gobierno- en donde la última demostración que movilizó en Palermo a la gente en forma espontánea demostró que los K no eran el camino ideal. Su afecto por los Ibarra, siempre lo tuvo como un aliado de los hermanos. Sufrió cada vez que Aníbal lo fustigó por los medios en la última etapa, ya que a esa altura también había sido fuertemente criticado por Víctor Santa María, quien lo encumbró en el Justicialismo porteño a partir del manejo de su aparato político porteño. Un desafío para el distrito que ya sin el conductor en el poder, tendrá que redescubrir una forma de reordenamiento, que esta vez no pasará por cargos y contratos, sino que se verá qué caminos toma cada uno.

En la Legislatura Los albertistas analizarán cuán delicada es la situación en la que quedan sobre todo por la cantidad de legisladores que perderán el año entrante. Mientras, Juan Manuel Olmos, el hombre fuerte del bloque, habrá adelantado unos cuantos casilleros cuando se empiece a notar la ausencia de Alberto y será imprescindible para cualquier nuevo orden. Pero asimismo no será ajeno a una incógnita que atraviesa todo el Frente para la Victoria después de tanta jefatura albertista. La discusión ya empezó y por ahora los silencios mandan.

Dr. José Luis Senlle

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