lunes, 26 de diciembre de 2011

FABRICA DE FANÁTICOS.


Según veo los hechos acontecidos en el mundo y en especial el país donde vivo, siento que todo es un problema de educación.
La educación nos da los instrumentos y herramientas necesarias para la organización, medición y reglas para pasar de lo abstracto a lo concreto; sin duda, lleva años poder hacerlo. Con una educación estable por lo menos pasarían quince años en formar y educar en libertad a una persona para que su pensamiento sea libre y concreto y que no dependa de sus padres, o que, no busque padres fuera del seno familiar.
Una educación dirigida al seno del pensamiento crítico que lleva la historia al lugar que le conviene al mandante de turno, es simplemente destruir las mentes de los jóvenes estudiantes. Doy un ejemplo: Cuando un maestro, le dice a sus alumnos que Domingo F. Sarmiento fue un déspota que quiso darle la zona patagónica a los hermanos Chilenos, es dirigir la educación a hechos erróneos, porque esos hechos no son objetivos y están contados desde un solo punto de vista. Una buena educación es contar un hecho desde todos los puntos de vista posible y luego el aprendiz evaluará.
Cuando desde el seno de un gobierno se pretende formar opinión a los estudiantes, lo que desea el gobierno es formar una masa, que siempre será ignorante a otras versiones históricas. Lo mismo ocurre con los medios de comunicación masiva, si da informaciones erróneas, tratan de manipular una realidad que, en definitiva, no es.
Los jóvenes estudiantes están tironeados desde ambos extremos y están encerrados en un círculo vicioso, en una pelea de medios; el gobierno por un lado y los medios de comunicación por el otro.
¿Qué hace un estudiante cuando se ve encerrado entre los extremos?
Hace lo que hace cualquier ser humano, se encierra para que no lo toquen, para no sufrir. Se encierra en forma de PlayStation, wii, Xbox, facebook, twitter y en el peor de los casos elijen drogas y alcohol.
El gobierno se pelea con los medios de comunicación por el gran botín: los jóvenes estudiantes, tratando de agruparlos y adoctrinarlos en algo que se llama “La Campora o La Camporita”.
La lucha gubernamental con los medios masivos de comunicación no es solo económico, sino también por la mente de jóvenes entre los seis y veinte años; un plan puesto en marcha desde el año 2003, pensado y basado en la Alemania nazi de los años cuarenta. Se adormece la masa de niños, se les entrega lástima, se juega con ellos, se llora con ellos y se tiene simpatía con ellos, para luego dominarlos como si fueran marionetas y por las dudas, si esto no sale bien, adormecer a sus padres con ciertos planes de subsidios para que no puedan decirles nada a sus hijos con respecto al gobierno.
Si al gobierno no le alcanzan los votos para cumplir sus planes, no importa, se buscan artilugios para conseguir votantes extranjeros, se les entrega el respectivo documento y se les da un subsidio.
Éste viejo y conocido plan, está en marcha, vaya a saber para qué fin; pero sí, estoy convencido que no es para nada beneficioso ni para la paz.
Argentina hoy, es una gran fábrica de fanáticos, subvencionados con las arcas del estado que aporta mediante impuestos para la elaboración de mentes no pensantes.
Hay una guerra, la misma se da en el campo de la educación, esa guerra es entre pensantes y no pensantes; entre masa y pueblo, entre gobierno y pueblo, entre gobierno y medios, entre gobierno y precios para consumo.
Nunca un gobierno ha ganado batallas con un pueblo pensante y el pueblo tiene la obligación de desarticular el plan de masas que se está llevando a cabo.

José Luis Senlle
www.jsenlle.blogspot.com

2 comentarios:

Jorge Queneri dijo...

No conozco a cabalidad el modelo de curriculum educativo argentino, pero si lo que expresas, es cierto, entonces Argentina està a un paso del NAZISMO.

ivonne dijo...

"La ideologìa dominante es la ideologìa de la clase dominante" (Marx) Como la actual no tiene "clase" mal puede formarse futuros ciudadanos educados, libres y con sentido comùn. Tres virtudes que precisamente necesitan erradicar para dominar.