sábado, 22 de julio de 2017

ENEAGRAMA DE LA VIDA



Estuve muchas veces solo, tan solo que me preguntaba a mí mismo.

¿Para qué estoy acá?

¿A qué vine a éste mundo?

¿Qué estoy haciendo acá, solo?

¿A dónde voy luego de estar acá?

Encontré parte de las respuestas, en el autodidactismo con los maestros clásicos y cuando paraba en un punto y aparte; me miraba al espejo como, buscando las respuestas en mi interior.

Y si, ahí estaban, en mi espejo interior y, me di cuenta que con apenas 4 años que vine a éste mundo a ser feliz, a autocomprenderme, a autoestudiarme y a autoperdonerme por los errores de vidas pasadas.
Todo es genético, en las escuelas primarias y secundarias nadie explica lo que me preguntaba, necesitaba un maestro.

El verdadero maestro no explica hasta que se da cuenta que su discípulo tiene el oído abierto para escuchar, mi maestro me llegó cuando tenía 24 años, tardó 20 años en aparecer y, lo primero que me dijo es: “para estudiarse, hay que estar solo, sin ruidos ajenos.”

Yo pensaba todo lo contrario y me di cuenta que casándome con otra persona, no solucionaría nada. Cuando me separé de aquella persona, comencé a crecer, a los golpes y crecí.

Y hoy, ya pasado los 50 años sigo aprendiendo, mi maestro ya fallecido, siguen resonando en mi mente sus hermosas palabras.

Vine a éste mundo a ser feliz y para ser feliz hay que serlo solo, para llegar al autoconocimiento, uno puede saber mucha ciencia eso se llama ignorancia; puedes saber de todo, pero si no te conoces, no conoces nada.

Que estoy haciendo acá, practicando mi autoconciencia del autoconocimiento y es por eso el espejo, ese espejo interior que nos habla a cada rato y tiene un camino para todos; por acá si, por acá no y, eso también es parte de la ciencia y soy médico porque mi espejo me lo marcó y me instruyó, sé lo que hace bien y lo que hace mal.

A donde voy, luego de estar acá, en éste mundo, en el cual solo el 5% se autoconoce pues, a dejar huellas que creo que es lo más importante que viene uno a hacer, salvando una vida ya, es dejar huella y a hacer que ese 5% sea 10% y con eso me conformo.

Lo bueno que tiene el autoconocimiento es que uno no es conformista, el conformismo es pereza, esa pereza interior que deja pasar la vida sin que importe nada. El inconformismo es progresismo, con la libertad de hacer desde adentro que el mundo mejore.

Todo, absolutamente todo, está escrito mediante símbolos que no los puede leer cualquiera, esos símbolos fueron dejados por los maestros de antaño y le han ganado a la torre de Babel.

Dejo esto en letras no para la posteridad de los demás, sino para la mía y sabiendo que éste eneagrama de mi vida física no pasará desapercibido.

Nadie es maestro por un título, se es maestro mirándose al espejo.


JOSÉ LUIS SENLLE

No hay comentarios: