El que conoció a un psicópata
refiere “viví un infierno” pero solo unos pocos se animan a describirlo por
dentro. Senlle MD.
Cuando un diablo ataca, ya sea incubo o súcubo, lo
hace a los desprevenidos angeles, de corazón ingenuo, con la moral alta y el
cerebro en otra cosa.
Cuando el cerebro está cercenado o mutilado por
medicinas o drogas, es circunstancia propicia para atacar.
La cantidad de Incubos es la misma que los súcubos,
de manera que no creo en ninguna estadística al respecto. Claro está que cuando
me refiero al diablo y sus formas, me refiero a los psicópatas mundanos.
Los Incubos son peligrosos por su pene, ya sea,
Pene, Plata, Portátil, Poder, Auto, Casa, Joyas; ellos son personas que
ostentan maliciosamente su poder; generalmente jefes o gobernantes.
Se alían a los súcubos que poseen los mismos
intereses.
Los súcubos son más peligrosos que los Incubos
porque es la sumatoria de características con la particularidad de ser
sexuales; toman el sexo no como placer de procreación sino como negocio, para dominar
al normal o negociar con el incubo.
Los Incubos (hombres) y los súcubos (mujeres) son
todos psicópatas que deberían estar en el DSM, el problema es que la cúpula de
la psiquiatría mundial se comporta psicopáticamente.
Un súcubo cuando aclara que es madre, lo que está
diciendo, lisa y llanamente es que es un súcubo; mujer psicópata que pretende
manejar a sus hijos y a su marido, que generalmente un normal que no sabe del
tema, ya sea por ignorancia, por trabajo o dominación mental.
Un súcubo no trabaja, hace trabajar; citado algunos
autores los psicópatas hacen hacer. Manejan a la distancia y tiene el control
de todo, lo saben todo aunque no entienden nada. No tienen la menor idea de para qué están en el mundo.
Debo aclarar que hablo de psicópatas, por si no se entiende y, no comparo la demonología
con la psiquiatría, acá no hay que rezar ni encender velas, solo hay que darse
cuenta de las libertades y el libre albedrio de los normales.
Cuando un súcubo es jefe es más déspota y antidemocrática
que un incubo, son despiadados y más querellantes ante la justicia; hasta
pueden estudiar el derecho para sentirse más seguras de lo que dicen, son
tajantes y su arma habitual es un cuchillo o una lengua filosa, hiriente en lo
más íntimo de sus normales.
Cuando un incubo es jefe es déspota y antidemocrático
pero actúan indirectamente utilizando esclavos, rehenes o subnormales, no son
tan querellantes y su arma habitual es el mazo, martillo o puño de mano; éste
es el hombre pegador ya sea, por violento o impotente. Generalmente está solo y
piensa, le cuesta dormir o se droga con algún estimulante.
Atraen la atención de maneras similares pero
propias.
Los masculinos lo hacen con extravagancia y dando
impresión que dentro poseen un dejo de tristeza.
Los femeninos, lo hacen por medio de la disputa
hacia su persona, y su aparente mirada melancólica.
Hablo de tristeza y melancolía como atractivo,
puesto que a todo ser humano nos interesa el bienestar del otro, y de ésta
manera se van posicionando como centro de atención.
Estos dos estados de ánimo son complejos, porque es
una suma de uno o más ánimos, despertando interés de un mayor o mejor
conocimiento.
Es muy difícil que un normal llegue al poder porque,
al normal le interesa competir por su puesto de manera legítima sea, por empatía
o sabiduría. Se lleva muy mal con los diablos de ambos sexos.
Los diablos generalmente ganan las partidas por las
trampas que ponen; cuando el diablo mete la cola, el ángel sale volando.
Para los Incubos y los súcubos, los normales son
inadaptados al sistema y cuando un normal se adapta al sistema, sucumbe en la
mediocridad del propio sistema.
Utilizan frases comunes de la mediocridad: “Para que
vamos a mejorar si ganamos igual”, “El que sabe, sabe; o sino es jefe”, o la
famosa frase de Friedrich Nietzsche “Lo que no me mata, me fortalece”.
Los diablos, tanto hembras como machos viven en
permanente estado de guerra y ansiedad con el mundo e incluso con el universo,
son capaces de discutir con su dios, por qué son tan genios. Luchan por sus
derechos con las garras o “la cuchilla de Rambo” entre los dientes, camuflándose
como buenos y justicieros.
Incubos y los súcubos cuando se encuentran en el
poder se matan por más, fingiendo que son amigos para la sociedad normal,
ignorante de todo éste tipo de conocimientos y que cree que compiten
limpiamente.
No he visto, hasta el momento, un gobernante normal,
los normales quedan rezagados a la injusticia de estos psicópatas, demonios o
diablos.
José Luis Senlle
Jsenlle.blogspot.com
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